Mali

«La Mar de Músicas Cartagena»: Sangare nueva «Mamá Africa»

Intérpretes: Oumou Sangare & Bela Fleck y Trilok Gurtu Band con Oumou Sangare y Jan Garbarek. Dónde: Auditorio Parque Torres, 23-VII-12 y Auditorio El Batel, 24-VII-12.

«La Mar de Músicas Cartagena»: Sangare nueva «Mamá Africa»
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En el escenario del auditorio El Batel el escritor y continuo viajero africano Javier Reverte hizo entrega del I Premio La Mar de Músicas a la cantante Oumou Sangare, quien dedicó el galardón a «las mujeres del norte de Mali», sometidas hoy a la dictadura de la autoproclamada República de Azawad, donde se ha impuesto la «sharía», la ley islámica en versión integrista y ajena al lugar. En apenas dos décadas Oumou Sangare ha pasado de ser la jovencita que había llevado a Bamako la música del sur de Mali, el «sonido Wassoulou», a ser máxima exponente vocal femenina del continente. Y en su canto siempre ha estado la lucha por la dignidad de la mujer, la de todos. Invitada a escena, su paisana y colega Fatoumata Diawara la presentó como «Mama Africa» y bien justo parece que Sangare porte tal título tras el fallecimiento de la surafricana Miriam Makeba. Sus dos conciertos en el festival cartagenero vienen a avalarlo.

La fiesta comenzó la velada anterior, en el Parque Torres, con el encuentro de Oumou Sangare con el americano Bela Fleck. Arrancó este, solo en escena, con sus primeras lecciones de banjo. Primero lo hizo con un «bluegrass» clásico americano y luego emprendió una melodía africana haciendo que su instrumento de cinco cuerdas sonara como un «n'goni» más, familia de instrumentos de cuerda de Africa Occidental. Y salió la banda y vaya tralla: un virguero absoluto del kamelen'goni, que libró justas de caballeros con Fleck haciendo brotar chispas de las cuerdas; un bajista senegalés al que se le hacía corto el mástil en sus evoluciones sobre el instrumento; y el inquebrantable Will Calhoun, en su día baterista de Living Colours (aquellos punteros de los noventa que sumaban funk al hip hop), que no dejaba de insuflar candela. Y la voz de Oumou Sangare, poderosa y modulada, estremecedora en alguno de sus primeros éxitos como «Ah Ndiya». Un concierto redondo y rotundo con un Bela Fleck, siempre increíble en su capacidad, completamente integrado en la formación africana.

Al día siguiente el titular era el percusionista indio Trilok Gurtu al frente de un cuarteto (violín y bajo y guitarra eléctricos), con Oumou Sangare y el saxofonista noruego Jan Garbarek como invitados. Gurtu se ha desenvuelto con músicos de jazz y con cantantes africanas (su disco «African Fantasy») y la suma de genios y talentos en escena era más que notable. Problemas iniciales con el sonido hicieron que Gurtu empezara solo sobre la tabla, el doble tambor indio del que es maestro. Tal vez a este proyecto aún le falte un cuajo, un asentamiento de todas las maravillas que podrían hacer. Como la primera entrada de Garbarek, al soprano, en «Rajasthan» o un tempo lento cantado de forma definitiva por Sangare. Pudo faltar en el concierto una cierta conexión, la fijación del formato. Pero en ningún caso podrán hacer mala música. Sería bueno que tuvieran rodaje.