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Teresa Sanjurjo: «La Fundación está muy viva detectamos el talento donde esté»

Desde 2009 dirige la institución que organiza y convoca los premios culturales más prestigiosos de España. Prepara ya la convocatoria de 2012, con novedades como el secreto explícito para los jurados

Teresa Sanjurjo: «La Fundación está muy viva detectamos el talento donde esté»
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Habla con seguridad, con el aplomo de quien ha toreado en plazas más difíciles que en una entrevista. Sabe que representa a una institución con la que no se puede frivolizar y hasta las preguntas más inofensivas las somete a un proceso de «protocolarización». Directora desde 2009 de la Fundación Príncipe de Asturias, en sus manos reside la organización de los premios de mayor calado de España, vinculados además al heredero de la Corona, de los que toman su nombre. Por eso, ni siquiera cuando, sin maldad, se le pregunta con qué premiado se ha emocionado más Don Felipe en estos años, cede terreno: «Estoy segura de que le encantan todos nuestros premiados». El Patronato de la Fundación ha aprobado cambios en la convocatoria de los galardones, algunas sustanciales, como el secreto que obliga a los jurados a partir de ahora. Teresa Sanjurjo habló con LA RAZÓN de estas novedades y del momento actual de la Fundación y los premios.

-A finales de octubre hemos visto la entrega de los Premios Príncipe de Asturias. Sin embargo, el trabajo no acaba ahí. La Fundación tendrá una dura labor todo el año...
-Hay mucho trabajo, y no para nunca. En cuanto termina la ceremonia de entrega, a finales de octubre, hacemos un análisis interno para evaluar todo lo que hemos hecho: cómo ha salido, qué se puede mejorar, detectar áreas en las que se puede innovar o hacer de otra manera... Tenemos en esa fase también un último contacto con todos los premiados, les damos las gracias por participar, les enviamos sus fotografías y el dossier de prensa, les agradecemos su participación en todos los actos de la semana de los premios, y estamos ya preparando la convocatoria del año siguiente.

-En esta convocatoria hay alguna novedad importante. Por ejemplo, se subraya específicamente que «las deliberaciones de los jurados son secretas».
-Creemos que es bueno, para que cada uno de los miembros del jurado tenga mayor libertad para manifestar las opiniones, que las deliberaciones se mantengan en el recinto donde se desarrollan. Expresa o formalmente a los jurados, nunca se les ha pedido. Pero es verdad que, si nuestra intención y tendencia es que los mismos profesionales de enorme prestigio que han ido participando en los jurados continúen y se incorporen caras nuevas, y con el nivel de las candidaturas que va en aumento cada año, tienen que sentirse muy cómodos para discutir, en el sentido inglés del debate: argumentar los méritos de cada candidato. Siempre se procura que los debates sean en sentido positivo, no disminuyendo los méritos de otro candidato, sino explicitando los que se quieren resaltar.

-La convocatoria para los premios de 2012 está abierta, ¿tienen ya propuestas?
-Sí, hay bastantes. Diría que un dato destacado es que muchas de las que hemos ido recibiendo proceden de premiados de años anteriores, que están cada vez más involucrados. Hemos recibido candidatos además en distintas categorías.

- ¿Los premiados mantienen vínculos con la Fundación o con el Principado en algún caso? No sé si llegan a ser como una familia.
-No tanto como una gran familia. Pero sí somos una red de excelencia mundial, y eso supone una gran riqueza, no sólo para la Fundación sino para el conjunto de la sociedad española. Procuramos cultivarla. Ésa es una tarea en la que estamos poniendo ahora mucho esfuerzo.

-¿Es complejo encontrar candidatos con un nivel cada vez más exigente?
-No, los candidatos nunca se agotan.

-Aunque el nivel de exigencia sea alto.
-Afortunadamente, la capacidad de las instituciones y sobre todo de las personas por abrir nuevas vías, superarse y trabajar es enorme, nunca nos faltan candidatos.

-¿Los premios pueden servir, entre otras cosas, para reforzar la unión entre la Casa Real y los españoles en momentos complejos?
-El sentido profundo de cualquier premio, y por supuesto de los nuestros, es mostrar ejemplos positivos que seguir. Que nuestro presidente de Honor sea el Príncipe de Asturias posee mucho significado y pone de relieve esa excelencia. En estos momentos todos necesitamos ejemplos positivos, espejos en los que mirarnos y ver que se están haciendo cosas magníficas en el mundo.

-El concepto de la ejemplaridad pública está de actualidad. Y supongo que aparece en sus premios.
-Yo diría que está desde el principio. Ése es el sentido último de los premios: estimularnos a ser mejores.

-En estos 32 años, hemos ido viendo crecer junto a los Premios al Príncipe Felipe. Como hombre de Estado, ¿ha sido clave también para él acudir cada año a su cita con tantas personalidades?
-Ha estado, efectivamente en todos. Bueno, por ser precisos, cuando estaba en Canadá estudiando faltó en una ocasión. No soy quién para hablar en su nombre. Pero en estos dos años sí he visto el interés tremendo que tiene por todo, cómo se involucra en cada una de las cosas que hacemos y cómo sigue la trayectoria de los premiados. Con una persona que tiene ese carácter, que además es nuestro presidente de Honor y que siente su destino tan ligado al de la Fundación, como él ha dicho, me atrevo a decir que sí.

- ¿Le ha visto sentir especial simpatía o complicidad hacia alguno de los premiados?
-Estoy segura de que le encantan todos. Obviamente, hay personas que por su especialización o área de trabajo tocan temas que a lo mejor le pueden ser más próximos, pero su interés y su curiosidad están distribuidas.

-Me pareció que Don Felipe se emocionó especialmente en los últimos galardones con el discurso de Leonard Cohen...
-Yo creo que nos emocionó a todos.

-Desde 1981 a 2011 transcurrieron tres décadas en las que los premios se internacionalizaron y abrieron a grandes nombres: Norman Foster, Bob Dylan, Woody Allen, Riccardo Mutti, Günter Grass, Paul Auster o Leonard Cohen, por citar sólo a algunos. ¿Esa internacionalización se ha reforzado en los últimos años?
-El Patronato tiene muy claras las líneas de trabajo. Ya estaban trazadas antes de que yo llegara. Mi llegada a la Fundación no fue un cambio en la orientación, sino una continuidad de la trayectoria hasta entonces. Los cambios que me ha correspondido introducir no se han debido a que, en unas circunstancias cambiantes, todas las organizaciones tienen que adaptarse. Si no, estaríamos todos petrificados en el tiempo.

-¿Qué presencia tienen los premios en el panorama internacional?
-Su presencia es creciente, muy fuerte en algunos países y en algunos ámbitos. Y obviamente no estábamos situados donde estamos ahora. La Fundación comenzó en unos años muy difíciles. 1981 fue para España lo que fue, económica, política y socialmente. En Asturias quizá la situación era todavía un poco más compleja. Y hubo un grupo,que yo llamaría de emprendedores, por citar a Bill Drayton, uno de nuestros últimos premiados, pioneros y visionarios, que apostaron por esa línea y el crecimiento ha sido exponencial. Nosotros estamos ahora cosechando los resultados de muchos años de siembra. Y seguimos sembrando, claro.

-Hemos visto a algunos premiados jóvenes, como Tamara Rojo. ¿Es un riesgo este tipo de apuestas?
-Obviamente, para haber llegado a la cima de un desarrollo científico, cultural, de investigación, humano, personal o institucional hacen falta años de trayectoria. La Fundación tiene entre sus méritos la flexibilidad, la capacidad y la visión para reconocer la existencia donde esté. El curso natural del tiempo va haciendo que las cosas se decanten, y por eso trayectorias largas se dan con más frecuencia, pero no siempre. Si no arriesgáramos, el premio de las Artes lo podría ganar Mozart y ya está, cero riesgo. Pero creo que la Fundación está muy viva, es muy ágil y tiene esas antenas para detectar el talento allí donde esté.

 

El reto de redefinir las categorías
En el reglamento para la convocatoria de los premios 2012, la Fundación ha redefinido las categorías. «Hemos intentado ordenar la redacción que venía dada por muchos años de aprobaciones sucesivas», explica Teresa Sanjurjo. «Hemos tratado de reordenar la definición de las categorías, aclarar algunos puntos, algunos solapamientos, y hemos acudido a conceptos, criterios y definiciones generalmente aceptados, por ejemplo, muchos de la Unesco, para acotar los campos». Las categorías seguirán siendo las mismas, «pero hemos tratado de perfilar un poco mejor qué son las Ciencias Sociales y que es la Cooperación Internacional». Algo necesario en un mundo cambiante en el que internet y otras tecnologías hacen surgir herramientas y terrenos de investigación.