Historia

Sevilla

Esta feria por Lucas Haurie

La Razón
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El castellano antiguo «chapurreao» con el que un juglar omnisciente narra las aventuras del caballero Almafiera en las Navas de Tolosa ha vuelto a consagrar a Juan Eslava Galán como el único escritor español contemporáneo capaz de mirar nuestra historia, incluso sus más tremebundos episodios, con humor y rigor a la vez (su «Una historia de la Guerra Civil que no va a gustar a nadie» se lee de una sentada). Hay que mamar con el pregonero de la Feria del Libro que arrancó ayer en la Plaza Nueva porque abruma a los ignaros con su saber enciclopédico y restregaría, si su condición de caballero no se lo impidiese, las listas de ventas de sus libros por las caras de culo de tanto elevado como vivaquea en la República de las Letras. Discurseó en Sevilla como andaluz y como amigo del últimamente vapuleado Pérez Reverte, dos cualidades que lo facultan para amar a la ciudad sin dejar de reconocer sus defectos. Y sus virtudes: hay sevillanos capaces de organizar, con cuatro euros mal contados, un acontecimiento de máximo calado que cada año multiplica sus atractivos pese a estar incrustado entre la Feria y el Rocío, Escila y Caribdis del calendario festivo local. Las conferencias son gratis y en las casetas ponen saldos. Vayan, que no sólo de botellines y caracoles vive el hombre.