Literatura

Barcelona

Marsé vuelve a firmar dos décadas después para «apoyar a los libreros»

Mendoza y Moccia fueron algunos de los escritores más solicitados. 

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Veinte años atrás, mientras firmaba libros en Sant Jordi, una mujer se acercó a Juan Marsé y le preguntó: «¿Cuánto cuesta?». El autor de «Últimas tardes con Teresa» miró el ejemplar que tenía en la mesa y admitió desconocer el precio del volumen. «Me refería a la mesa», dijo la insistente y desafortunada señora. La confusión no agradó al escritor barcelonés y durante dos décadas ha sido uno de los grandes ausentes de la fiesta del libro... hasta ayer.

Marsé fue uno de los protagonistas de la celebración y acudió a firmar ejemplares de su nueva novela, «Caligrafía de los sueños». «El día se presenta nublado, he querido venir porque las previsiones para Sant Jordi parecían malas. Con mi presencia deseo homenajear a los libreros en un momento tan delicado como éste», comentó el escritor, cuya firma fue una de las más solicitadas a lo largo del día, con admiradores haciendo cola y llevándole en algunos casos primeras ediciones de títulos del autor.

Otros autores se sinceraban con sus lectores al poner sus dedicatorias. Para Elvira Lindo, el Sant Jordi de ayer era especial. «Es la primera vez que vengo a firmar. Me alegro de estar aquí, a los escritores en ocasiones nos cuesta salir de casa», admitía.

Las cámaras fotográficas se están convirtiendo en protagonistas de Sant Jordi. Los lectores ya no solamente quedan contentos con la dedicatoria manuscrita del autor, sino que también buscan retratarse con él para colgar después la imagen en alguna red social. Javier Sardà, por ejemplo, le espetaba a su público: «Menos fotos y más libros». Otros, como Joaquín Reyes, veían que cada firmaquedaba plasmada en una foto. Incluso algún redactor tuvo que hacer de fotógrafo accidental para que una lectora pudiera tener su deseada instantánea con Màrius Serra.

Muchos turistas

Los muchos turistas que estaban por el centro de Barcelona contemplaban estas escenas con curiosidad. Alguno, incluso, reconocía a escritores que siguen desde hacía tiempo. Carmen Posadas firmó algún ejemplar en inglés, mientras que Federico Moccia lograba verse con lectores de su propio país. «Es que en Italia es difícil encontrar a Moccia en una firma de libros», admitía la turista muy contenta.

Entre firma y firma también hubo tiempo para el descanso y cócteles, como el organizado por el Grup 62 en un hotel barcelonés. Entre los numerosos asistentes, aparte de escritores, editores y autoridades como el conseller Ferran Mascarell –que dedicó libros por la tarde como escritor– , estaban los padres de Gerard Piqué, autor de una autobiografía publicada el pasado año en Edicions 62. Su hijo tenía partido.