Barcelona

El furor independentista del 10-J se desvanece un año después

La marcha en el centro de Barcelona se convierte en una pálida reproducción del lleno del Paseo de Gràcia.

Sólo el grupo de «bastoners» de Sant Celoni logró poner ruido a la marcha que transcurrió por la calle Trafalgar y el paseo Lluís Companys
Sólo el grupo de «bastoners» de Sant Celoni logró poner ruido a la marcha que transcurrió por la calle Trafalgar y el paseo Lluís Companyslarazon

BARCELONA- «Un año después, estamos donde estábamos». El portavoz del Govern, Francesc Homs, se expresó así el pasado 28 de junio, cuando se cumplió un año de la sentencia del Estatut que dictó el Tribunal Constitucional (TC). Homs se refería a que en este tiempo no ha habido ningún progreso para recuperar lo que se perdió en el Alto Tribunal. Es decir, que el autogobierno sigue donde estaba. En cambio, el furor reivindicativo de los catalanes se ha desvanecido. Al menos, eso parece por lo visto ayer en el centro de Barcelona.
Hoy se cumple un año de la multitudinaria manifestación que llenó el paseo de Gràcia en respuesta a la sentencia del TC. Ayer, varias entidades quisieron conmemorarla, pero lo hicieron de forma minoritaria. Donde el año pasado había cientos de miles, ayer había unos miles (13.000, según la Guardia Urbana). El estruendo independentista de hace un año se transformó ayer en una serie de cánticos rutinarios. Nadie se desgañitó.
La marcha partió a las 18 horas de una plaza Urquinaona donde los accesos al Metro y al Bicing se mantuvieron ajenos al colapso. Prosiguió por la calle Trafalgar de manera anodina. «No volem ser una nació d'Espanya…», cantaban los autómatas del independentismo. Basta con decir que el momento de mayor bullicio se vivió cuando dos ancianas se asomaron al balcón con dos senyeras.
Los organizadores, sin embargo, se mostraron satisfechos con su capacidad de convocatoria (más de 30.000, según sus optimistas cálculos) porque no han contado con el respaldo de las instituciones. ERC, Solidaritat Catalana per la Independencia y Reagrupament quisieron hacer acto de presencia, pero tampoco sirvió para arrastrar a las multitudes.
Los chinos que regentan las múltiples tiendas de venta de ropa al pormayor en la calle Trafalgar contemplaban la marcha con el móvil en su mano, pero sin gesto de asombro. En las entrañas de la manifestación predominaba más la charla sobre los sinsabores de la vida que la reflexión sobre el independentismo.
Los que viven más la causa piensan que los políticos catalanes no han respondido a las expectativas que se generaron el 10 de julio de 2010, cuando hubo muchos que concluyeron que el separatismo de España avanzaba sin freno. Hoy, el único argumento para demostrar que su camino es imparable consiste en dar brillo a las encuestas telefónicas de la Generalitat.
El peso de los independentistas en el Parlament se ha reducido. Donde el año pasado había 21 diputados de ERC, ahora hay 10, aunque hay que sumar a tres de Solidaritat y a Joan Laporta (ayer ausente). De las calles también ha desparecido Convergència, ahora en la Generalitat.


Sin operación rescate
Después de conocer la sentencia del Estatut, que anulaba 14 artículos del texto autónomico e interpretaba otros 23, el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, anunció una operación rescate para complacer las exigencias de José Montilla, que pidió recuperar la integridad del Estatut. El Gobierno aseguró que se podía devolver prácticamente todo lo que anuló el TC mediante reformas legales, pero nada de eso ha ocurrido.