CGPJ

El reto del hombre tranquilo

El reto del hombre tranquilo
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Llegó al Consejo desde la Consellería de Justicia de la Generalitat Valenciana, presidida entonces por Francisco Camps. Hombre profundamente enamorado de su tierra y de perfil moderado, siempre ha tenido entre sus metas y objetivos aglutinar ideas, buscar consensos y huir de las radicalidades, pero, a la vez, es una persona firme en sus decisiones, a quien no le tiembla el pulso de llevarla a cabo una vez que han sido adoptadas. Eso le ha costado más de algún disgusto, incluso entre vocales de los denominados «conservadores».

Con el «sector progresista» mantiene relaciones divergentes, mientras que con algunos son más que tensas, con otros se han ido afianzando en el tiempo, hasta el punto de llegar a confluir en no pocas ocasiones.

Persona con un marcado carácter institucional, defendió a Dívar hasta que la situación llegó a un punto de no retorno. Pero tampoco pasó por alto la actitud de José Manuel Gómez Benítez de denunciar al ya ex presidente ante la Fiscalía General del Estado. Ni mucho menos. Fue uno de los siete vocales, entre los que había «conservadores» y «progresistas» que pidió la dimisión del denunciante.

Ahora le toca presidir, en principio de forma provisional, un Consejo en el que los nervios están a flor de piel, las relaciones se han deteriorado y algo más que desconfianza se ha instalado en el seno del CGPJ. Deberá echar mano de esa tranquilidad que transmite para lograr un consenso del todo punto necesario para frenar el deterioro de la imagen y el desprestigio de la institución.

Ayer ya habló de transparencia y lanzó un mensaje de tranquilidad a los poderes públicos y a la sociedad: «Tanto las otras instituciones como los ciudadanos deben saber que seguimos trabajando... el trabajo no entrará en ninguna interinidad». Era un mensaje de tranquilidad; quizás lo que necesita ahora el Consejo. Ni de lejos pensaba que iba a acabar en ese cargo. Ahora le toca tirar de «mano izquierda» para aglutinar voluntades. Todo un reto.