Empresas

La quiebra de empresas se dispara un 19% en tres meses

Entre abril y junio, 1.771 compañías y familias se declararon insolventes

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Madrid- Los españoles no consumen –las ventas del pequeño comercio encadenan ya doce meses de caídas–, la banca no da crédito y a muchas empresas les resulta casi utópico sobrevivir en tales condiciones. Ahogadas por esta falta de negocio y de financiación, a miles de compañías no les queda otra que echar el cierre o acogerse al concurso de acreedores –la antigua suspensión de pagos– como último recurso antes de poner fin a su actividad. También son centenares los ciudadanos acuciados por las deudas que se ven empujados a esta solución. Según la estadística hecha pública ayer por el INE, en el segundo trimestre del año, el número de empresas y particulares que tuvo que declararse en quiebra ascendió a 1.771, el segundo registro más alto de la historia después de los 1.803 del primer trimestre. En el caso de las compañías, el registro, que asciende a 1.494, es un 19,7% superior al de hace un año, mientras que en el de las familias –277– es un 1,8%.
Más del 90% del tejido empresarial español está compuesto por pequeñas y medianas empresas –pymes–, y eso se deja notar en el perfil de las compañías que se declararon insolventes. El 68,4% de las empresas concursadas tenían un volumen de negocio inferior a los dos millones de euros y el 87,1% no pertenecía a ningún grupo empresarial.
El ladrillo –construcción y promoción inmobiliaria– sigue acaparando el grueso de los concursos, con un 31,7% –474 quiebras, frente a las 498 del trimestre anterior–. El sector continúa con el intenso proceso de ajuste que inició desde el comienzo de la crisis y que los expertos del sector prevén continúe, como poco, hasta el año próximo.
Dada la debilidad de la economía española y sus modestas proyecciones de crecimiento, las perspectivas de cara al futuro no son optimistas sobre una posible caída de los concursos. El Consejo General de Colegios de Economistas, a través del Registro de Economistas Forenses (REFor), advirtió de que la tendencia alcista en el número de declaraciones de concursos no parece que vaya a remitir en la segunda mitad del año, a la vez que afirmó que la reforma concursal no ha optado «por un cambio de modelo» homologado con estándares europeos. Así, para el presidente del registro, Leopoldo Pons, la reforma tiene un marcado carácter «continuista» respecto al anterior modelo, con una carga procesal y formalista que «no es atractiva» para el empresario insolvente, por lo que aboga por apostar por un cambio de modelo en el que la administración concursal juegue un papel determinante.
Los economistas del REFor explicaron que los concursos de acreedores «son un termómetro de la situación económica española» y aseguraron que la cifra de insolvencias es una muestra de que «la destrucción de tejido empresarial es la más grave de la democracia».


Temor a los impagos
Si algo temen las empresas es el retraso en los pagos, en especial las pymes. Sin el músculo financiero de las grandes multinacionales, les resulta muy complicado mantener su actividad si no cobran a tiempo. No es extraño por eso que el 40% de las empresas españolas vea amenazada su supervivencia por los retrasos en los pagos, según un informe de Intrum Justitia. Luis Salvaterra, director general de la multinacional sueca de recobros y morosidad, considera que la situación hace necesario «que el Gobierno español haga cumplir cuanto antes los plazos de pago que figuran en la Ley. Pagar a tiempo reactiva a las empresa», aseguró.