Barcelona

Sabotaje a las sedes populares

Los radicales atacan al PP, el único partido que no suspende la campaña

Los radicales se cebaron con las sedes del PP en el área metropolitana de Barcelona que grafitearon y atacaron sin compasión.
Los radicales se cebaron con las sedes del PP en el área metropolitana de Barcelona que grafitearon y atacaron sin compasión.larazon

Barcelona- Ha llovido mucho desde aquellas campañas electorales en las que los Mossos d' Esquadra tenían que escoltar a Ángel Acebes y Josep Piqué para que no les cayera encima algún objeto volador identificado. Ahora, Alicia Sánchez-Camacho no sólo pasea con desparpajo por barrios, centros ocupacionales y mercados populares, sino que la gente se hace fotos con ella y le grita piropos. Pero esta evolución no evitó ayer que cuatro radicales dieran un paso atrás en el tiempo y atacaran, sin perspicacia alguna, una decena de sedes del PP.

La más afectada (arriba a la izquierda), fue la de El Prat de Llobregat, donde unos energúmenos pintaron «Hijos de Puta, retallades no», «Gallego go home» y otros insultos. Antonio Gallego es el concejal del PP en El Prat de Llobregat.

Aunque la actuación más cafre fue la de los gamberros que actuaron en Cornellà de Llobregat, porque se dirigieron al domicilio de la concejal del PP en este municipio y allí grafitearon insultos varios.

En las sedes del PP de Viladecans y L'Hospitalet de Llobregat lanzaron botes de pintura roja. En la de Viladecans, además pintaron una estelada y la palabra «nazis».
Las sedes de Castelldefels, Subirats y Cerdanyola, todas en el área metropolitana de Barcelona, fueron saboteadas y el cuartel popular del distrito de Nou Barris, también.

Derecho a trabajar
Sin mencionar explícitamente los sabotajes que sufrieron las sedes del PP, Alicia Sánchez-Camacho lamentó los altercados que dejó tras de sí la huelga. La candidata del PP se mostró respetuosa con el derecho a hacer huelga, pero lamentó que haya quien no respete el derecho a trabajar. Aunque respeta el derecho a manifestarse, consideró que los tres socios del tripartito –PSC, ERC e ICV–, después del legado que dejaron, de 40.000 millones de deuda, se les tendría que caer la cara de vergüenza por participar en una marcha contra los recortes.