Lisboa

Bodas de plata con Europa: España y el euro objetivo de los mercados

Nuestro país cumple su 25 aniversario de ingreso en la UE bajo la amenaza de la intervención. 

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España cumple sus primeros veinticinco años en la Unión Europea. Antes de su ingreso oficial, el 1 de enero de 1986, nuestro país tuvo que esperar otros veinticuatro años para que se dieran las condiciones necesarias y suficientes para ser miembro de pleno derecho de la entonces Comunidad Económica Europea (CEE). España llegó a Europa en pleno proceso de reconversión industrial y llega a esta celebración tras un severo plan de ajuste económico, transformando su sistema financiero y en medio de las dudas acerca de si se verá obligada a solicitar un rescate de sus socios europeos, al estilo de Grecia e Irlanda. A lo largo de 2010, nuestra economía ha vivido los peores momentos desde que estallara la crisis, en el verano de 2007, en forma de continuados ataques sobre nuestra deuda pública a finales del primer y segundo semestre. La actual situación económica no debe ensombrecer, sin embargo, lo que para muchos ha sido el acontecimiento económico más importante vivido por nuestro país en toda su historia.

Que la entrada de España en la Unión Europea ha sido beneficiosa para España no concita la más mínima duda entre los economistas. Quizás alguna más, en estos momentos, en los ciudadanos, más alejados de los intereses políticos y, por tanto, más pegados a la realidad diaria. A lo largo de estos veinticinco años, España ha multiplicado por 3,5 el tamaño de su Producto Interior Bruto, desde 297.000 millones de euros en 1985 hasta 1,054 billones, y ha triplicado su renta per cápita desde los 7.950 euros con los que ingresó como media cada ciudadano en la CEE hasta los 23.874 euros actuales. A cambio ha incrementado su déficit un 50%, lo mismo que la deuda pública, que ha pasado del 42,3% del PIB en el momento de su ingreso al 62,8% con el que cerrará 2010. Y el paro ha llegado a su máximo histórico en términos absolutos, superando por vez primera los cuatro millones de desempleados. Aunque aparentemente la entrada en la UE y el posterior ingreso en la Eurozona, en enero de 1999, ha disparado los precios, los datos del Instituto Nacional de Estadística reflejan que el IPC se ha incrementado en estos veinticinco años un 159,9%, es decir, se han multiplicado por 2,6, un porcentaje inferior al aumento del PIB y de la renta per cápita.

Los orígenes

Todo comenzó en 1962, cuando aún faltaban trece años para la muerte del dictador. Fue ese año cuando el Gobierno del General Franco envía la primera carta para «la apertura de negociaciones con objeto de examinar la posible vinculación de España a la CEE». Fue firmada por el entonces ministro de Asuntos Exteriores, Fernando María Castiella e iba dirigida al presidente del Consejo, Maurice Couve de Murville. La única respuesta que España recibió fue un simple acuse de recibo. Ocho años después, en 1970, nuestro país firmó el acuerdo preferencial con Europa. Los fusilamientos de 1975 acaban con toda posibilidad de que España entrase en la CEE.

Por esas fechas, la CEE ya había procedido a la primera ampliación. Sus miembros originarios (Alemania, Francia, Italia, Holanda, Bélgica y Luxemburgo) aceptaron la integración de Reino Unido, Irlanda y Dinamarca en el año 1973. España aún tendría que esperar a la incorporación de un décimo país, Grecia, que se incorporó a la Comunidad Económica Europea en el año 1981.

La muerte del general Franco el 20 de noviembre de 1975 y la determinación del pueblo español de volver a un sistema democrático abren de nuevo la posibilidad de retomar el sueño de forma parte de Europa no sólo desde el punto de vista geográfico. Pero harán falta otros diez años más para que Felipe González firmara el acta de adhesión, el 12 de junio de 1985, en el Salón de Columnas del Palacio Real. Ese mismo día, un acto similar celebrado en Lisboa, ratificó también la entrada de Portugal, en la que fue la tercera ampliación de la CEE.
Previamente, Leopoldo Calvo Sotelo, entonces ministro para las Relaciones con las Comunidades Europeas, inició formalmente las negociaciones (en compañía de Marcelino Oreja, ministro de Asuntos Exteriores) el 5 de febrero de 1979, que se prolongaron a lo largo de seis intensos años, hasta marzo de 1985.

UN SALDO POSITIVO

España ha sido el país que más beneficios ha sacado de su integración en la Unión Europea. Con las excepción del año de su ingreso, 1986, nuestro país ha recibido siempre mucho más dinero del que ha aportado a la UE. Ahora, con la incorporación en 2004 de una tacada de diez países, en su mayoría de la Europa del Este, sólo Polonia disputa a España el número uno de los países beneficiarios.

En estos 25 años, España ha recibido de la Unión Europea alrededor de 133.000 millones de euros, lo que equivale a una media anual de 5.320 millones de euros. Cada español ha "recibido"de la UE alrededor de 130 euros anuales. De los fondos de cohesión y de los fondos estructurales, creados para facilitar la convergencia entre los países más ricos de la Unión y los más desfavorecidos. El mayor flujo de capital europeo hacia España se produjo a partir de la adhesión de Suecia, Finlandia y Austria, en 1995. Algo más de la mitad del dinero allegado a España se ha destinado a la construcción de infraestructuras. A finales de 1985, España disponía de apenas 2.117 kilómetros de autovías y autopistas; en 2010 habrá disponibles más de 13.000 kilómetros.

LA REALIDAD

A lo largo de estos veinticinco años la economía española ha pasado por todas las situaciones posibles. Comenzó sus primeros años en la CEE llevando a cabo una profundísima reconversión industrial, que puso fin a muchos años de autarquía. El sueño de que España podía fabricar todo finalizó con el cierre programado de la práctica totalidad de los astilleros y de la industria siderúrgica. El resultado no fue otro que un fuerte incremento del paro hasta tasas del 20,58% de la población, muy similares a las de hoy, aunque con la mitad de la población activa. Siempre quedará el triste consuelo de que en 1977, cuando se firmaron los Pactos de la Moncloa, la tasa de paro afectaba a uno de cada cuatro españoles.

El nivel de vida de los españoles llegó a superar la media de la Unión Europea. Su nivel máximo lo alcanzó en 2007, justo en el inicio de la actual crisis, al llegar al 105%. Hacía apenas tres años que la ampliación a los países del este de Europa había "elevado artificialmente"nuestro nivel de vida, al que sin duda ha contribuido la llamada década prodigiosa", los años de mayor esplendor de nuestra economía en el pasado reciente. Las previsiones de la UE apuntan a que España acabará 2010 con el 97,4% de la renta media de la UE y lo que es peor, que el próximo año 2011 seguirá la caída, hasta el 96,3%.