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Sevilla

Despedida y cierre

La Razón
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Dos jovenzuelos aupados por el SPD alemán y Mitterand a la cúspide del socialismo español en Suresnes cerraron la campaña electoral en el Prado de San Sebastián el 26 de octubre de 1982 agarrados de la mano hacia una mayoría aplastante que superaría los doscientos diputados. Nadie imaginaba entonces que 29 años después, apagados hace décadas los gritos de «Felipe, capullo, queremos un hijo tuyo», el PSOE aún no tendría para el electorado una oferta mejor que el tándem González & Guerra. Mañana comparecen juntos en Dos Hermanas con la misma perspectiva de dos centenares de escaños pero no para su partido, otrora imbatible maquinaria electoral, sino para el PP. La misma palabra mágica de entonces, «cambio», la pronuncian ahora sus adversarios porque, como vaticinó el eterno número 1 por Sevilla, a España no la conoce «ni la madre que la parió». En efecto, si alguien dormido en 2003 hubiese despertado ayer, no vería a la nación pujante y eufórica que asombraba al mundo en los primeros años del siglo. Dos legislaturas de Zapatero han deprimido al país, no sólo a su economía sino sobre todo a su ánimo. Los dos veteranos líderes asisten, como El Nazareno, a su propio entierro. Claven hondas las puntillas.