Un parador a medida de De Gaulle

E n junio de 1970 Charles-André-Joseph-Marie de Gaulle era uno de los políticos europeos más conocidos desde que en el verano de 1940 hubiera lanzado desde Londres su proclama contra la rendición de Francia ante la maquinaria militar alemana. Pero en aquel mes de 1970 De Gaulle era, sobre todo, el hombre que había presentado la dimisión como presidente de la República Francesa apenas un año antes al no aprobarse el paquete de medidas que había propuesto. Y lo había hecho tras un «reinado» de once años ininterrumpidos.
El 4 de junio de 1970 De Gaulle pasaba por Behovia y llegaba a Santillana del Mar (Santander) para iniciar un viaje por diversas partes de la geografía española, en el que, entre otras anécdotas, redactó parte de sus memorias y su 1,92 metros de estatura dieron lugar a algunos problemas con las camas de los hoteles. El día 5 su comitiva de nueve personas, que se desplazaba en varios Citroën DS, el mítico «Tiburón», llegó a Galicia.
Durante su visita a tierras gallegas, De Gaulle se hospedó en el Parador de Cambados, inaugurado en 1965. A la localidad de las Rías Bajas llegaba tras haber visitado la catedral de Santiago de Compostela, donde le mostraron los tesoros, visitó la Capilla de los Franceses (fundada por Carlos V de Francia en el siglo XIV) y se le encendió el botafumeiro para que observara su funcionamiento. Ironías del destino, entre los tesoros de la catedral se encontraba un copón de plata donado por el mariscal Pétain (su peor enemigo durante la Segunda Guerra Mundial) en una visita. No obstante, aquello no le amargó el recorrido, porque De Gaulle dejó un generoso donativo.
Al día siguiente, 6 de junio, su DS hizo un recorrido por El Grove, la carretera de La Lanzada, Portonovo, Sangenjo, Combarro, Pontevedra y Marín. De allí regresó a Pontevedra y enfiló a Cambados de nuevo. Intentó entrar dos veces en la Isla de la Toja, pero la presencia de periodistas le hizo desistir. En total, según la Prensa de la época, hizo 200 kilómetros en coche. Fue en Cambados donde su entonces alcalde, Joaquín Folé, le entregó un perfil en bronce realizado por el escultor Penedo, así como el nombramiento de Caballero del Capítulo Serenísimo del Vino Albariño.

l Por Manuel Ortega