Escuderías

Lo tradicional Julián GARCÍA CANDAU

La Razón
La RazónLa Razón

Los organizadores del Mundial surafricano no quisieron ser menos que sus antecesores y montaron una fiesta colorista que difundió imágenes características del país. Los festejos que abren grandes acontecimientos deportivos son ya ceremonias en las que siempre se pretende plasmar las costumbres folcló- ricas y sobre metáforas plásticas ofrecer un modelo imaginativo en el que combinar danza y música para solaz de los millones de espectadores de todo el mundo. Ayer se suponía que iban a ser mil. Suele quedar mejor memoria de la ce- remonia que del primer partido. No se rompió la tradición. Ambos contendientes no pasaron de la mediocridad.Suráfrica y México no hicieron gran exhibición futbolística. El primer tiempo fue auténtico tos- tón. El segundo se salvó por los goles y porque estuvo a punto de surgir la sorpresa con el gol surafricano de Tshabalala, quien tendrá hueco en la historia de este torneo por haber sido el pri- mer goleador.México dominó más, tuvo más el balón, pero caminó y sin correr es difícil sorprender al adversario. Los anfitriones se jugaron los puntos con cesión de medio campo y salidas rápidas al contragolpe. La pérdida de una pelo- ta de los mexicanos sirvió para que llegara el gol surafricano. Ja- vier Aguirre cambió el equipo y con la entrada de Blanco, y la movilidad de Giovanni Dos Santos, creó peligro, aunque sin llegar al remate. El empate llegó en el minuto 79. Cuando mejor jugaba México, marcó Suráfrica y después sucedió al revés. Márquez aprovechó la mejor oportunidad. Ambos equipos salvaron los muebles con el empate. En los últimos instantes, Mphela malbarató la ocasión de la victoria.