Estreno

«La vida sublime»: El cine imaginado

Direccióny guión: Daniel V. Villamediana. Intervienen: Víctor J. Vázquez, Pepe Grosso, Pepe Manteca y Álvaro Arroba. España, 2010. Duración: 100 minutos. Documental.

 
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En una secuencia de «La vida sublime», Víctor J. Vázquez, primo del director, y el crítico de cine Álvaro Arroba, mantienen una conversación sobre películas imaginadas, películas que merecerían existir, al hilo de esa segunda parte de «El sur» que Víctor Erice nunca pudo rodar. En cierto modo, «La vida sublime» participa de esa ensoñación acompañando a Vázquez en su viaje hacia el Sur, el mismo que hizo su abuelo anarquista, El Cuco, al acabar la Guerra Civil. Es ésta la película de un fantasma que parece poseer a su nieto, que busca en paisajes y charlas los ecos de un hombre misterioso que pertenece al territorio del mito. No sabremos qué hay de real y qué de inventado en esa vida fronteriza, porque Villamediana prefiere situarse en el límite de las cosas: el límite entre el documental y la ficción, entre la verdad y la fantasía.

Es una gran idea que el título de la película aparezca a los dos tercios de metraje, precediendo al momento en que Vázquez decide repetir los gestos –la apuesta de los noventa boquerones, el toreo de una vaquilla– de su abuelo para reencarnarse en él. El cine sublima la vida a través de los ritos del cuerpo: como en «El brau blau», es el cuerpo quien sella la leyenda.