Historia

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Amores de Estado

La Razón
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Victoria de Suecia ha cerrado el círculo. La mayoría de los príncipes y princesas herederas, al menos los más significativos, han elegido como pareja a mujeres y hombres poco o nada ligados a la aristocracia. Eso significa que, en esta época no se casan con quien deben sino con quien quieren. Estas elecciones, salvo algunas excepciones, garantizan al menos una estabilidad marital que no pone en compromiso a la institución que representan. Sólo hay que recordar el desafortunado episodio de Carlos de Inglaterra. Se casó con la aristócrata Diana Spencer y su matrimonio, sus infidelidades mutuas su divorcio y la muerte de Diana, casi hacen tambalearse a la monarquía británica. Pocas veces Isabel II fue tan cuestionada por su pueblo ante su incapacidad para mostrar algún grado de empatía tras la muerte de Diana. El resto de las monarquías tomaron buena nota. Mejor dejar a los herederos elegir que imponerles amores de Estado.