Buenos Aires

Un desequilibrado mata a 12 escolares en Río de Janeiro

Deja a otros 22 heridos y después se suicida de un disparo. Dejó una carta de contenido islamista en la que explicaba que era VIH positivo

Wellington Menezes era huérfano y aseguró que tenía sida
Wellington Menezes era huérfano y aseguró que tenía sidalarazon

Los cariocas están acostumbrados a cruentas batallas en las favelas de Río, sin embargo, no estaban preparados para una matanza escolar al más puro estilo «adolescente norteamericano».

Wellington Menezes, un joven de 24 años, llegó ayer bien vestido a la escuela primaria Tasso da Silveira cargando una bolsa, y dijo que había sido llamado para conversar con alumnos para una conferencia. Así logró tener acceso al tercer piso del edificio. Entró a un aula con 40 alumnos, saludó con la cabeza y sin decir nada, sacó una pistola de la mochila y empezó a disparar. Menezes usó dos revólveres calibre 38 en el ataque, que recargó en varias oportunidades. Cuando paró el tiroteo, 12 niños de unos 14 años yacían muertos en el suelo mientras que otros 22 permanecen heridos.

Un agente que escuchó los disparos llegó a la escuela, logró herir al atacante en el intercambio de disparos, pero el hombre, al sentirse cercado, se mató con un disparo en la cabeza.

El asesino escribió una misiva donde relata todo lo que iba a cometer. Era muy religioso y extraño. En la carta, de contenido fundamentalista, Wellington dice que es VIH positivo. «Él estaba usando sitios musulmanes y entró en internet para tener acceso a cosas que no son parte de nuestro pueblo. Sólo un loco puede hacer esto con los niños», dijo el subprefecto de la zona oeste de Río de Janeiro, Teixeira Edmar. «Vino a la escuela preparado para hacer eso. Era el texto de un alucinado, de frases incomprensibles, de alguien que no tiene amor a la vida», resumió.

En las afueras la Policía acordonó el lugar para contener a una verdadera multitud de vecinos y padres de alumnos que buscan información sobre sus hijos. Las escenas de mujeres desesperadas y desmayos se multiplicaron, según las imágenes de televisión.

Eluzia, una vecina del lugar que vive frente a la escuela, dijo que su hijo de 10 años logró escapar del ataque. «Él miró por la ventana al escuchar los tiros, y aunque no vio nada, comenzó a correr hacia la puerta y gracias a Dios está bien», explicó. En tanto Elizer, un funcionario de Correos que vive en la zona, señaló que dos niños tocaron a su puerta heridos.


Obsesión por el islamismo
En los últimos ocho meses, la salud mental de Wellington Menezes perdió el control, según relató su hermana Rosilane a la radio carioca. Leía demasiado sobre el islamismo e incluso se dejó crecer la barba. El asesino de Realengo era muy extraño y no tenía amigos. Eso trasmitió en la carta que dejó después de cometer la masacre: el texto tenía frases sin sentido y hablaba sobre el terrorismo islámico. Era huérfano, pero fue adoptado por una familia que tenía cinco hijos.