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Miriam Ocariz: «Vestir nunca debe ser una imposición o una limitación»

A los trece años pintaba zapatillas de deporte que luego vendía a sus amigas, y hoy es una de las representantes punteras de la nueva moda de España. Desde hace temporadas, su firma suscribió un contrato con el grupo Nipón Hp France para la distribución de su colección en Japón. Así es esta creadora bilbaína y su «sancta sanctorum» creativo, de donde emergerá su próxima colección y el perfume que está en la rampa de lanzamiento. No sólo su ropa, sino ella, suponen una quiebra en la monotonía del ser. Sin exagerar.

Miriam Ocariz reconoce que cuando ve a alguien en la calle vestido con un diseño suyo se emociona
Miriam Ocariz reconoce que cuando ve a alguien en la calle vestido con un diseño suyo se emocionalarazon

–Persigue vestir a una mujer muy femenina, pero sobria a la vez. Conjugar lo masculino con lo femenino, lo delicado con lo fuerte... ¡Usted es puro Tao!
–La contradicción y el contraste forman parte de nosotros y de la vida. En mi caso, siempre pesa más un polo que otro, generalmente el lado más femenino, más delicado. El opuesto masculino matiza el predominante femenino. Ya ves, finalmente no consigo el perfecto Tao.

–¿El color tiene su lenguaje y hay que escucharlo?
–Por supuesto. El color se extiende, se contrae, se trata de un elemento fundamental como lenguaje; debemos observarlo y escuchar su mensaje. En algunos casos no hay que acercarse demasiado para oírlo bien.

–¿Qué me voy a poner la temporada próxima?
–Estructuras geométricas y rectilíneas, aunque particularmente tengo debilidad por los talles marcados y los cuerpos estructurados, así que no faltarán vestidos de este tipo de corte. Los colores serán vivos, en general, matizados con blanco y negro, toques de dorado y encaje.

–¿Pasarela Cibeles o no Pasarela Cibeles?
 –Actualmente estoy metida en varios proyectos que me impiden asistir a la próxima edición. Aun así, Cibeles sí.

–¿Qué importancia tiene para quien fue Premio a la Mejor Diseñadora Joven en esa pasarela?
 –La Pasarela Cibeles me ha ayudado mucho a promocionar mi trabajo y darme a conocer, lo que considero un privilegio. Se trata de la referencia para el diseño en España.

 –Sus horizontes no acaban en la moda.
 –Estoy trabajando en la creación de un perfume que se presentará en breve, un reto sorprendente.

 –Un vestido puede llegar a simbolizar muchas cosas.
 –Estoy segura de ello y si, además, el diálogo con la persona que lo lleva es interesante, pues mucho mejor. De cualquier forma, la indumentaria de una persona, al igual que la palabra, puede llegar a transmitir mucho.

 –Un «pour parler»: ¿fue acertada la Reina al recibir al Papa de «casi blanco», aunque fuera gris?
–No soy muy entendida en protocolo a ese nivel, pero desde mi punto de vista el vestido era claramente gris. Estaba muy elegante y discreta, como es habitual en ella.

 –La literatura, la música... ¿Son fuentes de inspiración para usted?
–La literatura no siempre tiene una relación directa con mi trabajo. Contribuye a formarte como persona. Su relación, aunque indirecta, puede llegar a ser determinante. Me gusta variar de estilos. El último libro que he leído es «La nieta del señor Linh», de Philippe Claudel. Ahora estoy con «Archipiélago Gulag», de Alexander Solzhenitsin. Con la música la cosa cambia: la música de Nick Cave ha guiado muchas líneas de mis dibujos.

 –¿Recuerda su primer diseño?
–El primer diseño no, pero sí unas cuantas chapuzas de las que prefiero no hablar, ja, ja.

–¿Se trasluce en lo que hace influencias comunes con otros diseñadores vascos, como Lemoniez o Palacio?
–Sí que veo relaciones, aunque muy generales. Creo que hay aspectos que inciden sobre el estilo de un diseñador, como son el clima, la cultura o el carácter de la gente.

–¿Diseñaría un nuevo estilismo para Angela Merkel? ¿Y para Carla Bruni embarazada?
 –En ambos casos, lo primero que haría sería cambiarles el corte de pelo.

–¿A quién te resultaría difícil, por no decir imposible, vestir?
–Me resultaría terriblemente difícil vestir a alguien tan temperamental y elegante como fue Coco Chanel, por ejemplo. Hubiera sido un reto fascinante, aunque, probablemente, ella no se hubiese dejado.

 –¿Qué siente cuando se cruza por la calle a alguien anónimo que lleva alguno de sus diseños?
–Me emociono. Al tiempo, siento ese cosquilleo en el estomago, supongo que un poco de pánico.

 –Visten su ropa Rafael Amargo, Leonor Watling, Mónica Cruz... ¿Es importante que la gente del arte elija tus diseños?
–Sí lo es. Ayuda a que tu trabajo se conozca. Además supone un estímulo personal importante.

–De niña iba de compras con su madre, que le inculcó el gusto por la moda... ¿Qué opina de lo que hace ahora?
 –Continúo yendo con ella de compras y, a pesar de nuestras diferencias, nos seguimos entendiendo muy bien. Mi madre ha vivido mi evolución muy de cerca y participa de ella.

–Habla, siempre de «sinceridad en el vestir».
–Cada persona ha de encontrar su forma de expresarse y sentirse bien. La forma de vestir ha de ser un aspecto más que conforme la personalidad, nunca una limitación o una imposición.

 –¿«Dime cómo te vistes y te diré como eres»?
 –Si fuera tan fácil, ¿qué aburrido no?

–¿No tiene algo de fascinante el ropaje de los papas: las casullas, las tiaras...?
 –Por supuesto, esos metros de tela laboriosamente labradas. Ya las quisiera yo para mí.

 –¿Cómo trabaja? Sé que lo hace con acordes muy bajitos de Marian Faithfull o Nick Cave... Y, aunque no se pueda decir, fumándose un pitillito...
–Es una estampa perfecta para describirme cuando trabajo sola y en mi casa y, si aderezamos la situación con algo de desorden... creativo, y mordiéndome las uñas, lo he dicho todo.

–¿Cómo afecta la crisis, el Ibex 35 y la prima de riesgo a la moda?
–Como producto de consumo que es la moda y con lo que está cayendo, la situación es seria. Ahora hay que reinventarse e intentar ser creativo constantemente.

–¿Qué me pondría para la próxima boda de mi primo en dos meses?
–Necesitaría más datos, pero nunca demasiado estridente y lo más cómoda posible para que lo que te pongas no sea un impedimento para pasártelo lo mejor que puedas.

–¿Qué hace en casa impensable para sus seguidores?
–Siento no sorprender, pero soy poco casera. Lo más interesante: en casa de los demás. En la mía, soy adicta a las películas de vídeo. Chapucear en la cocina me gusta, aunque soy poco paciente.

–¿Qué le parece el adelanto electoral?
No soy experta en política ni en economía aunque, dada la situación, pienso que el adelanto era inevitable.