Conciertos

«Drogas Seguiremos tomando Pepsi»

One Direction pasa fugazmente por Madrid ante una gran expectación

One Direction: imberbes, aseados y simpáticos
One Direction: imberbes, aseados y simpáticoslarazon

Todo ha sido tan rápido que cuando les preguntaron qué les gusta más de España, no supieron qué contestar: «Las vistas desde aquí están bien», dijo Liam Payne desde la planta 28 del hotel Eurostars de Madrid, ubicado en una de las cuatro torres de la Castellana. Un centenar de metros más abajo, con gorros de lana y abrigos, con bolsas de McDonald's y banderas británicas, esperaban madres e hijas cantando «a capella» los estribillos de One Direction, el último fenómeno fan del mismo linaje que Backstreet Boys o Take That (a quienes definieron como «una inspiración»), pero con algunos hervores menos.

Niall Horan, Liam Payne, Harry Styles, Zayn Malik y Louis Tomlinson saltaron a la fama en el concurso televisivo «The X-Factor» (una especie de «Operación Triunfo») apadrinados por el juez y productor Simon Cowell, y desde su eliminación del programa han hecho historia, puede que no musical, pero sí económica. De su álbum de debut, «Up all night», han vendido más de cinco millones de copias que les han valido para ser la primera banda que logra el puesto número uno de la lista «Billboard» con su primer álbum. Firmaron un contrato por dos millones de libras con la compañía de Cowell y se calcula que ya han ganado cien (más otro tanto para Cowell) y han lanzado al mercado infinidad de merchandising. Ahora presentan «Take me home», su segundo disco, a la venta el día 13.

Guión aprendido
Su fulgurante ascenso recuerda a otras «boys band» que no terminaron bien, ya se sabe: egos y drogas, los dos demonios de la música. «¿Drogas? Nosotros seguiremos tomando Pepsi», dijo ayer Niall Horan en un gesto calculado: el grupo tiene firmado un multimillonario contrato con Pepsi, que es, por cierto, la bebida que les conviene tomar, puesto que en algunos países como EE UU no tienen la edad legal para beber alcohol. Ayer hicieron una exhibición de guión aprendido. Pusieron en práctica sus recién adquiridos conocimientos de español («la mañana», «¡venga!» y «muy bonito»), la buena relación que mantienen entre sí, los motivos por los que están en la música («sólo para pasarlo bien») y lo especial que es España para ellos, aunque la mentira se les notaba en la cara. Pulcros, aseados, simpáticos y agradecidos, demostraron carácter cuando les preguntaron por The Wanted, sus «rivales». «Hacen lo suyo, bien por ellos», dijo Horan fracasando en su papel de matón de Disney con dientes y zapatillas blancas. Una nutrida representación de fans había pasado la noche en el aeropuerto mientras otras cuantas han dormido al raso en la tundra de granito bajo las torres de la Castellana, ante la mirada atónita de los trabajadores del hotel, que, a la una de la tarde, todavía no daban crédito. «No sabemos cómo devolver el cariño, es increíble», señaló Zayn Malik, el «sensato» del grupo, que habló 40 minutos a la Prensa. «Puede que un día hagamos una firma de discos». Todos asintieron. «Puede».