España

LA RAZÓN con los olvidados de los sindicatos

Los 5.639.500 parados españoles no son una cifra: son personas de carne y hueso.

LA RAZÓN con los olvidados de los sindicatos
LA RAZÓN con los olvidados de los sindicatoslarazon

Como revelan estas entrevistas a desempleados realizadas el viernes, cuando se conoció que el 24,4% de la población activa no tiene trabajo, sufren en su autoestima por verse relegados al superar la cincuentena, o son jóvenes asustados por el futuro por no tener la preparación suficiente e incluso en el caso de algunas mujeres, por estar embarazadas. Sin empleo, los sindicatos se olvidan de ellos. LA RAZÓN quiere hoy reflejar, de manera muy especial, sus inquietudes en el periódico.


EN PRIMERA PERSONA


Daniel Martínez y Vanesa Esteban
: «Cuando estuve en paro busqué sin éxito ayuda en los sindicatos. Cuando despidieron a mi marido tardó meses en cobrar el finiquito y tampoco lo apoyaron», asegura ella
 

Jorge Domingo. Operador de cámara
Gema Milla. Profesora de Educación Infantil
«Lucharemos por nuestra futura hija»
Gema está embarazada de ocho meses y lleva más de un año y medio en paro. Su marido, Jorge, ha estado encadenando trabajos como «freelance», pero desde hace cuatro meses no le ofrecen nada. «La niña que esperamos es casi un milagro y estamos muy emocionados, pero sabemos que no es el mejor momento para formar una familia», cuenta Gema. «Ya ni siquiera busco nada, me acogeré a lo que me queda de paro y luego a la baja maternal» continúa, «aunque después, con un niño pequeño es más difícil encontrar trabajo». Ante esta situación, toda la responsabilidad económica recae sobre Jorge, que ya se resigna a no encontrar algo relacionado con su profesión: «Ahora busco donde sea porque necesito con urgencia trabajar por mi mujer y mi futura hija». Además, Jorge pertenece a uno de los sectores más afectados por la crisis: «La cosa está muy mal, y no creo que este año se arregle, pero todavía tengo esperanza».

Araceli Margalejo. Administrativa«El PSOE nos vendió una bonita fachada»Muy indignada con la herencia que ha dejado el PSOE, Araceli afirma que ella no se sorprende de lo que ha pasado. «Cuando Zapatero ganó las primeras elecciones yo ya sabía que nos caíamos con todo el equipo». Y parece que no se ha equivocado. Comenta que lo que ha ocurrido en España es como construir mal un edificio, que «puede tener una buena fachada pero estar mal de base», y según Araceli, eso pasó con el PSOE. Compara la situación actual con la operación de un quirófano porque su marido es médico: «Si se abre al paciente y se encuentra algo cancerígeno, hay que extraerlo, y luego esa persona tiene que recuperarse poco a poco», como la economía y la confianza en España.

Elisabeth Gómez. Dependienta
«La situación está fatal»
Desde que Elisabeth tenía edad para trabajar ha ido ligando contratos temporales, pero de tan poca duración que no le han permitido cobrar el paro. «Llevo casi dos años desempleada, porque lo máximo que consigo es hacer sustituciones de un día», denuncia Elisabeth, que ya tampoco se plantea estudiar: «Tengo cursos, pero te piden demasiada formación, y sí, puedo estudiar, pero luego tampoco hay salidas... no te puedes plantear un futuro, la situación está fatal».
 

Juan Francisco Gil. Ingeniero informático
«Te hacen creer que no vales»
«Hay diecisiete gobiernos en España, y con uno es suficiente», denuncia Juan Francisco aludiendo a las autonomías. Según este prejubilado, «en España sobran altos cargos y burocracia». Lo despidieron de una empresa donde llevaba trabajando toda su vida, y a los 55 años «te hacen creer que no eres un hombre válido, y eso te afecta psicológicamente». Indignado, comenta que desde que nació «ha escuchado la palabra crisis».
 

Marta Andrés. Filóloga hispánica
«¡Los de Letras también sabemos de números!»
A sus escasos 33 años denuncia que la descartan por la edad, «quieren a gente todavía más joven para trabajar en una tienda, buscan a chicas de 20 años». Estudió Filología Hispánica porque era su pasión, a la vez que trabajaba en un comercio para poder pagarse la carrera, una licenciatura de Letras que afirma que «ahora supone un lastre para encontrar cualquier otra cosa». Lleva más de un año y medio en paro y vive de su madre. No se plantea opositar «porque no se convocan». Como solución propone que las empresas den más trabajo y se queja de los estereotipos: «¡Los de Letras también sabemos de números!».