Juegos Olímpicos

Londres

Un broche heroico

La Selección española de baloncesto obligó a Estados Unidos a luchar hasta la extenuación por el oro. España acaba los Juegos con 17 medallas.

Con un zarpazo de LeBron James en el ojo derecho, Pau Gasol presenció desde el banquillo cómo su Selección, el equipo de todos, sólo se rendía cuando el marcador señalaba 107-100 y la final olímpica, la segunda consecutiva para un grupo extraordinario, era ya pasado. Pau, la referencia de un bloque irrepetible, se levantaba maltrecho y magullado. Apenas dio un par de pasos y Kobe Bryant, su compañero en Los Angeles Lakers, acudió a abrazarle. Inmediatamente después todos los estadounidenses siguieron el ejemplo. Fue el mejor reconocimiento a un equipo que cerró los Juegos con la plata más brillante de la expedición española. La décimo séptima medalla en Londres tuvo el brillo del oro porque España estuvo más cerca que nunca de Estados Unidos. Se dio el placer de llevar la iniciativa en los primeros minutos, de mandar durante el tercer cuarto y de llegar al tramo final con el rival a la vista y con la tensión instalada en el ánimo yanqui. LeBron tenía el rictus de las pasadas finales; Durant debió aparecer siempre que le reclamaron y fueron muchas, muchísimas veces; Kobe apeló a sus galones... Los tres mejores jugadores del mundo se vieron forzados a mostrar su mejor versión. Enfrente hubo un equipo que en Londres ha clausurado una etapa gloriosa. El núcleo duro de la «generación Gasol» se adueñó de la Selección en el Eurobasket de 2001. Desde entonces lo han ganado todo, porque la medalla de ayer no sabe a derrota. Bicampeones de Europa, campeones del mundo, dos platas y otro bronce en Europeos y dos platas olímpicas. Un lujo para España.

Que el partido olía a algo para recordar se vio desde el principio. El primer ataque de España se resolvió con un triple de Navarro y falta de Kobe Bryant. Ese 4-2 fue el inicio de un espectáculo que parecía la prolongación de lo sucedido en Pekín. Como si no hubieran pasado cuatro años, España llegó a la final sin complejos y los estadounidenses se lo tomaron como una afrenta. Fue el arranque de un desafío en el que el intercambio de golpes sólo podía beneficiar a una de las partes, pero... España fue capaz de aguantar el primer tirón. Los cinco triples de Estados Unidos en apenas seis minutos (16-25) eran una invitación a sacar la bandera blanca, una llamada a la rendición que supuso todo lo contrario. Navarro aceptó el reto. No necesita una montaña de músculos ni unas piernas que le permitan vuelos a la altura del aro, lo suyo es otra cosa que le hace único. Olvidada la fascitis, su primer cuarto fue una demostración de cómo jugar cuando no se es el más alto ni el más rápido ni el más grande. Un tipo normal que únicamente es el más listo de todos. Sus 14 puntos en el primer cuarto fueron el mejor argumento para contrarrestar las reiteradas acometidas de los norteamericanos.

Para ganar a Estados Unidos, el partido perfecto no sólo tiene que venir de los jugadores. También debe afinar el banquillo. Y Scariolo, tantas veces criticado y algunas con razón, y sus ayudantes acertaron. De las diversas zonas se pasó a una defensa individual que descentró los ataques estadounidenses. En teoría, forzar los uno contra uno ante LeBron, Kobe y compañía era una llamada al suicidio. Pero ese punto imprevisible generó un caos del que España sacó provecho. Y eso que Pau estaba en el banquillo, Marc se había cargado con cuatro faltas y la apisonadora americana no descansaba. Al descanso, lo de Pekín se había mejorado (58-59).

España estaba cerca de la excelencia, pero se necesitaba algo más. En el tercer cuarto, durante algunos minutos lo hubo porque el equipo actuó con inteligencia. A base de aprovechar a Pau en ataque, España volvía a mandar y el partido transitaba hacia la hora de la verdad. La superioridad interior se hizo palpable (67-64), pero... Krzyzewski dispone de un arsenal interminable. Sin entrar en comparaciones con el único y verdadero «Dream Team», la versatilidad y la amenaza exterior de este equipo americano es mareante. Dos acciones de Kobe sofocaron la rebelión, Durant seguía con el rifle cargado en la esquina, pero España no se rindió. Restaba un cuarto y la final estaba abierta (82-83). Hasta que la explosiva combinación de físico y talento de los «USA» reventó el partido. España se negó a aceptar la realidad (93-99, min 38), pero LeBron conectó un triple de delante de Gasol. Siguen mandando ellos, pero hemos vuelto a estar tan cerca... Héroes de plata.


Ficha técnica:

107 - Estados Unidos (35+24+24+24): Chandler (2), Durant (30), James (19), Bryant (17) y Paul (11) -equipo inicial-, Westbrook (3), Williams (6), Iguodala (0), Love (9), Harden (2), Davis (0) y Anthony (8).
100 - España (27+24+24+18): Pau Gasol (24), Rudy Fernández (14), Navarro (21), Calderón (0) y Marc Gasol (17) -equipo inicial-, Sergio Rodríguez (7), Reyes (0), San Emeterio (0), Llull (5), Claver (0), Sada (0) e Ibaka (12).
Árbitros: Cristiano Maranho (BRA), Christos Christodoulou (GRE) y Michael Aylen (). Rudy Fernándz fue eliminado por cinco personales en el minuto 40.
Incidencias: Partido correspondiente a la final del torneo olímpico de baloncesto disputado en el North Greenwich Arena ante 13.514 espectadores. La reina y los príncipes de España, junto al secretario de Estado para el deporte Miguel Cardenal y el presidente del COE Alejandro Blanco, presenciaron el partido. También asistieron el presidente del COI Jacques Rogge, el comisionado de la NBA David Stern y el futbolista inglés David Beckam entre otras personalidades.