Estados Unidos

Matanza en el campus laborista

Vestido de policía, el terrorista disparó contra los jóvenes asistentes a la fiesta del partido del Gobierno. Al menos 10 muertos, pero un testigo habla de 20. La Policía, que capturó al terrorista, vincula este ataque con el coche bomba en el distrito del Gobierno de Oslo. 

Matanza en el campus laborista
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MADRID- Mientras el pánico reinaba en Oslo, la isla de Utoya era escenario de una auténtica pesadilla. Dos horas después de que explotara una bomba en el complejo gubernamental de la capital noruega, un hombre vestido de policía entraba en un acto organizado por las juventudes laboristas y comenzaba a disparar indiscriminadamente a los asistentes, la mayoría adolescentes, que se encontraban participando en la playa en un acto político organizado por el partido gobernante. El asaltante podría ser el mismo terrorista que colocó el coche omba en el centro de Oslo.

Aunque las Fuerzas de Seguridad sólo confirmaban al cierre de esta edición la muerte de una decena de personas, testigos presenciales hablaron de una veintena de fallecidos. «Hay muchos muertos en la orilla... hay unos 20 o 25 cadáveres», declararon varios testigos a la cadena estatal NRK.

La Policía se trasladó a la isla cercana a Oslo en lanchas zodiac y logró reducir y detener al autor de los disparos, «un hombre de 1,90 metros de estatura y aspecto noruego por su pelo rubio». Según las escasas filtraciones policiales, el autor de la matanza en el campus laborista tiene 32 años, es de nacionalidad noruega y habría conducido, tras el atentado en Oslo, hasta la isla Utoya, donde más tarde encontraron varios explosivos sin detonar.

De hecho, el verdadero objetivo del ataque podría ser el propio primer ministro, Jens Stoltenberg, que había anunciado su presencia en el acto para pronunciar un discurso junto a la ex primer ministra Gro Harlem.

Ante el pánico generado por el francotirador, numerosas personas abandonaron la isla a nado con la intención de salvar su vida. Mientras, la Policía hacía un llamamiento a la población para que se mantuviera escondida y protegida ante la sospecha de la colocación de cargas explosivas a lo largo de la isla.

Durante su intervención en la televisión pública, el primer ministro reconoció que «hay una situación crítica en Utoya» y lamentó que entre 500 y 700 jóvenes se hubieran visto sometidos a un terror sin sentido.

Los atentados desataron la psicosis en la capital noruega. La Policía se vio obligada a registrar varios centros comerciales, oficinas y estaciones de ferrocarril en busca de posibles cargas explosivas. Asimismo se desalojaron las redacciones de los principales medios de comunicación del país, como la radio pública NRK, los periódicos «VG», «NTB», «Aftenposten» y el canal TV2.

Los líderes de todo el planeta expresaron sus condolencias por los sangrientos ataques. El presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, se declaró «profundamente conmocionado» y transmitió la solidaridad de España con las víctimas. Por su parte, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, recordó la importancia de que la comunidad internacional se una para «prevenir estos atentados».