Barcelona

PP y CiU ensalzan que el Papa defienda la familia tradicional

Ayer era uno de esos días en los que a uno le gustaría ser político y poder vivir la ceremonia de dedicación desde la «front row», un espacio muy privilegiado para un momento que, no cabe duda, fue histórico. Zapatero se saltó la misa y fue el ministro de Presidencia, Ramón Jáuregui, quien pudo escuchar desde primera línea los argumentos del Santo Padre, que claramente chocan con las políticas desarrolladas por el Ejecutivo en cuanto a la familia y al aborto se refiere. También el presidente del Congreso, José Bono, pudo tomar nota.

La presidenta del PP catalán, Alicia Sánchez-Camacho, saludó al Santo Padre en la ceremonia de despedida en el aeropuerto barcelonés de El Prat ante la presencia de los Reyes
La presidenta del PP catalán, Alicia Sánchez-Camacho, saludó al Santo Padre en la ceremonia de despedida en el aeropuerto barcelonés de El Prat ante la presencia de los Reyeslarazon

«Es evidente que cuando el Papa está defendiendo de una manera muy especial la familia, la vida y la educación de los hijos, a nadie le puede sorprender que en una ocasión tan histórica haga una defensa de la familia natural, teniendo en cuenta que no se cuestionaba el matrimonio como institución hasta que llegó Zapatero a La Moncloa», aseguró el vicepresidente tercero del Congreso, Jorge Fernández, uno de los muchos cargos del PP que acudió a la misa, a la que la presidenta de la formación en Cataluña, Alicia Sánchez-Camacho, fue con su madre, Manuela Pérez.

Sánchez-Camacho agradeció que los catalanes se hayan volcado en el viaje del Santo Padre y criticó el «desaire de Zapatero», debido a que «su responsabilidad institucional era estar en la Sagrada Familia representando a todos los españoles». También crítico con las políticas de Zapatero fue el presidente de Unió, Josep Antoni Duran Lleida, quien dijo que «desgraciadamente en España nunca hemos tenido una política a favor de la familia y así nos van las cosas». Duran Lleida advirtió de que el Santo Padre «deja un mensaje clarísimo a Cataluña». En este sentido, el popular Alberto Fernández añadió que «la ya basílica debe convertir a Barcelona en un pilar renovado de la defensa de la familia y ser capital en la renovación de los valores frente al laicismo».

Desde la emoción de haber vivido un momento irrepetible, a PP y CiU no les extrañó que el Papa haya aprovechado su visita a España para reafirmar los valores tradicionales. De hecho, en la Sagrada Familia había más oposición que gobierno. Encabezó la presencia de la Generalitat, el presidente José Montilla, que después regaló un ajedrez inspirado en Gaudí y un libro de cultura catalana al Santo Padre. También cumplieron los consejeros Ernest Maragall y Antoni Castells. Pero, como ya se esperaba, ni rastro de los consejeros de ICV. Por el bando de ERC, estuvo el presidente del Parlament, Ernest Benach, y Josep Lluís Carod-Rovira, puesto que es el responsable de los asuntos religiosos del gobierno catalán. El gran número de bajas dio alas a la oposición para estar ampliamente representada y, hasta en los cargos municipales –encabezaba la delegación de Barcelona el alcalde, Jordi Hereu– ganaron por goleada.

Duran Lleida estuvo arropado por la número dos por Barcelona, Joana Ortega, y casi toda la permanente del partido. Desde el PP, también fueron el secretario general en Cataluña, Jordi Cornet, los regidores de Barcelona Javier Mulleras, Ángeles Esteller y Emma Balseiro, y Xavier García-Albiol. El convergente Xavier Trias pudo traerse a ocho concejales, y tampoco faltaron Artur Mas y el ex president Pujol, con sus esposas.