Música

Sao Paulo

Manolo Otero la voz de los 70

Su voz arrastraba, sexy, susurrante, y sus aires de «gentleman» enloquecieron a más de una fan. La voz de Manolo Otero se apagaba anteayer a los 63 años a causa de un agresivo cáncer hepático en el Hospital das Clínicas de Sao Paulo (Brasil), según informó la compañía que lo representaba en el país.

Cantudo y Otero se casaron en 1973 y se separaron en 1979
Cantudo y Otero se casaron en 1973 y se separaron en 1979larazon

En 1973 se casó con María José Cantudo, con quien tuvo un hijo al que llamaron Manuel. El matrimonio se separó 6 años después y protagonizaron algún que otro altercado porque él declaró en 2005, en un programa de televisión, que la actriz «pudo haberle» sido infiel con otro hombre durante su matrimonio. Cantudo no pudo contestar ayer a las preguntas de LA RAZÓN, ya que se encontraba desolada por la noticia.

Hijo de un cantante de ópera y una actriz, ya a los 14 años estudió canto con su madrina, profesora de piano y directora de la coral filarmónica de Madrid. Se licenció en Filosofía y Letras. Empezó explorando su faceta de actor de teatro clásico y participó en varias comedias musicales y destacó en el género de las radionovelas. Además, intervino en películas como «Juicio de faldas» y «Las nenas del mini-mini» (1969), aunque también probó como director de cortometrajes y las series de televisión.

Fue en 1975 cuando grabó su primer disco «Todo el tiempo del mundo», lo que propició su éxito en todos los países de habla hispana. Enseguida cosechó multitud de actuaciones con canciones como «Qué he de hacer para olvidarte», «Bella mujer», o «Vuelvo a ti». En todos sus trabajos contó con colaboraciones como las de Camilo Sesto, quien le produjo algunos álbumes. Después se mantuvo activo en los escenarios con actuaciones en EE UU, Colombia, Venezuela y Bolivia.

Una vida nueva
 Actualmente vivía con su esposa y mánager, la brasileña Celeste Ferreira, en la ciudad de Indaiatuba, a las afueras de Sao Paulo. En diciembre, y tras la muerte de su madre, viajó a España para resolver asuntos familiares y cuando regresó a Brasil descubrió su enfermedad. Según Ferreira, no sufrió porque «el cáncer le fue detectado en marzo de este año, así que ha sido fulminante». Por deseo expreso de su mujer, hoy se celebrará una ceremonia íntima para despedirle tras lo que será incinerado en el cementerio de la ciudad de Santos.