Argentina

Condena unánime al «golpe» a Lugo

Los mandatarios de Iberoamérica denuncian el «juicio político» que ha derrocado al presidente

Condena unánime al «golpe» a Lugo
Condena unánime al «golpe» a Lugolarazon

El nuevo presidente de Paraguay, Federico Franco, juró su cargo al poco de que su antecesor, Federico Lugo, fuera destituido el viernes por el Senado paraguayo. Franco, que ha devuelto el poder a los liberales después de 72 años, tiene dos importantes desafíos durante los 13 meses que le quedaban a Lugo de mandato. Por un lado, dar seguridad a la sociedad, y por otro, convencer a la comunidad internacional de que el suyo va a ser un mandato legítimo sin rastro de golpe de estado.

Paradójicamente, ayer no hubo manifestaciones convocadas ni se registraron altercados. «Nos sorprendió la velocidad del juicio político y su destitución, pero sorprende más todavía que hoy no haya nadie en las plazas, que todo esté tan tranquilo y la calma con la que lo vive la ciudadanía», asegura Sergio Noé, periodista del diario «Última Hora».

Este argumento lo ha usado Franco de cara a lograr su segundo cometido: reconquistar a sus vecinos. Tarea difícil, ya que la condena ha sido prácticamente unánime. Ecuador, Venezuela y Bolivia criticaron la maniobra y no reconocen al nuevo Gobierno hasta que no salga de las urnas en 2013. Argentina, más crítica si cabe, retiró la invitación a la cumbre de Mercosur y para su presidenta, Cristina Fernández de Kirchner, no hay duda de que se trata de un «golpe de estado que reedita situaciones que creíamos absolutamente superadas en América del Sur».

«No hay ambiente de golpe, de bloqueo, no hay militares en la calle», dijo Franco en su primera rueda de prensa. El nuevo mandatario reconoció que entre sus tareas está la de «limpiar la imagen del país» a través de los embajadores y pidiendo comprensión: «No existió quiebre inconstitucional, sino un cambio ajustado a las leyes vigentes en la Constitución Nacional».

Para Noé, reportero del segundo periódico más importante del país, «el contenido, el proceso y los argumentos de los senadores han sido una burla. Pero sí, el procedimiento es legal y se contempla en la Constitución». De hecho, los abogados de Lugo sólo tuvieron dos horas para presentar su alegato. Pero lo vital para Noé es que «ha quedado al descubierto que el Parlamento tiene ahora unos poderes terribles y unas atribuciones ejecutivas muy grandes. Parece que estamos pasando de una república presidencial a una república parlamentaria». Para el periodista, lo que está en juego «es el sistema democrático».

También desde la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) expresaron su «profunda preocupación» por la destitución de Lugo en lo que consideran «un juicio político altamente cuestionable». Para este órgano se plantean profundos cuestionamientos sobre la integridad del Senado y el proceso «afecta la vigencia del Estado de Derecho en Paraguay».
Franco insiste en que «acá no hubo golpe» y calma a los que le cuestionan con soluciones «inmediatas» al conflicto por la tierra en Paraguay y a fomentar la industrialización del país a través de una política energética. Consciente de que precisamente se iba desgastando la imagen de Lugo por sus escándalos y paternidades y de que iba perdiendo el respaldo tanto de sus aliados políticos como del Congreso, así como de los campesinos y sobre todo de los inversores, Franco, el vicepresidente de su Gobierno hasta el viernes, fue canalizando poco a poco el apoyo de estos. «Creo que va a haber una reversión muy grande de toda la gente que fue ahuyentada en los últimos meses y años. Van a venir corriendo a este país», manifestaba Eduardo Felippo, presidente de la Unión Industrial Paraguaya a la agencia Efe.

El ex presidente Lugo acató su destitución y antes de dejar el Palacio presidencial dijo, sin su habitual sonrisa, que «salgo por la puerta más grande de la patria, salgo por la puerta del corazón de mis compatriotas». «Fernando Lugo no responde a clases políticas, no responde a la mafia ni al narcotráfico», comentó en clara alusión a las denuncias contra Horacio Cartes, precandidato presidencial del partido Colorado, que de momento da su apoyo a Federico Franco y a quien el ex obispo responsabiliza del enjuiciamiento en su contra.


El perfil
De obispo a expresidente
Fernando Lugo, el obispo de San Pedro, renunció a ser clérigo en 2006 para convertirse en el presidente de Paraguay y lo logró. Apoyado por el partido Liberal, se convirtió en presidente en 2008, con el 41% de los votos. Sus aliados, los liberales, se quedaron con la mayoría en el Parlamento. Poco después de asumir la presidencia, llegó uno de los escándalos que salpicaron su mandato: las denuncias de paternidad. Tras su paso por el Gobierno, ayer se despidió agradeciendo a los paraguayos su apoyo.