
Reino Unido
Milenario Terry por Julián Redondo

Su padre vendió cocaína; su madre robó ropa en unos grandes almacenes para comerciar; él, capitán del Chelsea, cobraba por enseñar Stamford Bridge; lo que vendría a ser que Sergio Ramos se sacara un dinero extra haciendo de guía por su cuenta en el Tour del Bernabéu. John Terry es un tipo duro. Un prenda. Un chico mayor que sigue siendo el líder del barrio. En la ida de estas semifinales, Puyol se quejaba de una muñeca, John lo vio, se acercó y con toda la mala baba del mundo le apretó donde más le dolía. Ranieri le nombró capitán del equipo con 20 años; en 2006 lo fue de la selección inglesa. El 5 de febrero de 2010 Fabio Capello le retiró el brazalete. Los motivos del «Rey del jamón» (Capello aprecia como nadie los perniles del Xistu), las relaciones extramatrimoniales que mantuvo su capitán con la modelo danesa Vanessa Perroncel. El escándalo no fue un lío de faldas, una infidelidad, sin más; la madre del cordero fue que Vanessa era la novia de su compañero Wayne Bridge. No sólo pecó contra el noveno mandamiento, deseó a la mujer de su prójimo, engañó con ella a su señora y a su amigo Wayne. A todo esto, en 2009 recibió el título de «Padre del año» en el Reino Unido –tiene dos gemelos–. Para entonces ya se había reformado bastante, ya no se emborrachaba, ya no se peleaba en clubes nocturnos... Era un ejemplo para sus vástagos. Pero también un futbolista patibulario; su expulsión en el Camp Nou por sacudir a Alexis con el balón a 30 metros es para suspenderle un año de empleo y sueldo. Primitivo John, milenario Terry. Se pierde la final por bobo.
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