Cataluña

Los vecinos de la Sagrada Familia piden acabar con los buses turísticos

Los vecinos de la Sagrada Familia piden acabar con los buses turísticos
Los vecinos de la Sagrada Familia piden acabar con los buses turísticoslarazon

BARCELONA– Después de diez años de reivindicación, las asociaciones de vecinos de la Sagrada Familia consiguieron que el Ayuntamiento aprobase un plan para vetar a los autocares turísticos alrededor de la basílica. Esta medida, que entrará en vigor en junio, fue respondida por el sector turístico con la creación de una plataforma y un manifiesto pidiendo adhesiones para impedir esta decisión, algo que ha indignado a los vecinos, que han tachado a las asociaciones firmantes de «gremialistas» pues sólo piensan «en sus intereses». «Está claro que prefieren la ley de la selva, el sálvese quien puede. No les interesan las normas, sólo su beneficio», afirmó ayer Jaume Torrens, uno de los portavoces de las asociaciones de vecinos.

Historia a tres bandas
Después del atropello de tres personas por culpa de un autocar el pasado mes de septiembre, la situación evidenció que empezaba a ser insostenible. El Ayuntamiento decidió en noviembre prohibir la circulación y el estacionamiento y desviándolos a la Diagonal. La Asociación Catalana de Agencias de Viajes entró en córela por la medida, y calculó que el nuevo plan obligaría a un paseo de 25 minutos a los turistas, lo que, en su opinión, haría que muchos no quisiesen ir, lo que ocasionaría pérdidas de cinco milones de euros en concepto de hostelería y compras.

Para los vecinos, esta situación es exagerada y catastrofista, y apuestan por un turismo sostenible, que no incomode a nadie, incluso a los propios turistas. «No puedes ni caminar por las calles y los que van con carritos de compra o con bebés, lo pasan mal. La aglomeración es insostenible y va a peor. Ellos mismos van a matar a su gallina de los huevos de oro», aseguró Torrens.

El problema es que los vecinos tampoco se ponen de acuerdo y muchos critican la medida del Ayuntamiento. «Todos miran por su interés y nadie quiere que le pongan el autobús delante de casa», afirma Torrens.