España

Autonómicas: las menos interesantes para los catalanes

Los mejores resultados de CiU se producen con alta abstención. El PP, el que mejor rentabiliza cada votoConsulte el gráfico adjunto con la evolución del voto catalán

La Razón
La RazónLa Razón

MADRID- El compromiso de la mayoría silenciosa catalana con España siempre ha estado presente; de hecho, son las elecciones generales, en las que se elige el presidente del Gobierno de la nación, las que cuentan con mayor participación. Las tasas más bajas de abstención se registran en este tipo de comicios autonómicos. Incluso las elecciones municipales, que se celebran conjuntamente en toda España, cuentan desde 1999 con mayor participación. Por lo tanto, las elecciones autonómicas son las que menos interés despiertan entre los catalanes.


Los resultados del PSC y CiU a lo largo de todos los procesos electorales desde 1995 han sido muy simétricos, es decir, que cuando uno de ellos sube, el otro desciende en votos, ya que una parte del electorado catalán alterna el voto a CiU y al PSC. Pero todavía se da más simetría en el comportamiento electoral de los votantes de CiU y Partido Popular, por lo que se deduce que comparten también una franja común de votantes.

Los mejores resultados electorales del PSC desde 1995 se dieron en las generales de 1996, 2004 y 2008, que tuvieron lugar en escenarios que registraron los índices de abstención menores de la serie histórica; 23,5 por ciento, 24,0 por ciento y 29,7 por ciento.

Sin embargo, las mayores victorias de CiU se producen en condiciones de alta abstención; en las autonómicas de 2010 se impuso con una abstención del 41,2 por ciento; en las de 2006, en las que también fue la más votada, la abstención llegó al 44,0 por ciento. Y en las autonómicas de 1999, su segundo mejor resultado autonómico, la abstención alcanzó el 40,8 por ciento.

El partido más sensible a la participación es el Partido Popular. Independientemente del tipo de elección, el voto al PP sube cuando hay menor tasa de abstención y baja cuando se incrementa la abstención. Por lo tanto, el resultado de los populares es predecible y proporcional al índice de participación electoral; es el partido que mejor puede rentabilizar cada euro y cada minuto invertido en una campaña electoral.

En el periodo 1999-2006 hubo un equilibrio entre las formaciones nacionalistas y las constitucionalistas. Pero en 2010 regresamos al escenario de 1995, cuando las formaciones nacionalistas sumaron, aunque de modo ajustado, la mayoría, y las fuerzas constitucionalistas quedaron por debajo del 40 por ciento del voto.

CiU obtuvo durante la era Pujol (1980-1999) una media del 41,2 por ciento de los votos y ERC un promedio del 7,4 por ciento. Entre ambas rozaban el 50 por ciento, concretamente el 48,6 por ciento. Este porcentaje se ha ido repitiendo básicamente en las elecciones autonómicas de 2003 y 2006, en las que el candidato ya no fue Pujol, sino Mas. En estos comicios se aprecia claramente un crecimiento de ERC a costa de CiU. En 2003 el partido de Mas pierde 10 puntos porcentuales con respecto a las anteriores elecciones autonómicas de 1999 y en las elecciones autonómicas de 2006 la caída fue de 9 puntos con respecto a la fecha de referencia de 1999. En estas dos convocatorias electorales ERC se multiplicó por dos, pasó de tener una media en la era Pujol de 7,4 por ciento de puntos a alcanzar el 16,6 por ciento en 2003 y el 14,3 por ciento en 2006.

Estas transferencias electorales evidencian un trasvase de votos de CiU a ERC, con lo cual podemos aplicar el principio de los vasos comunicantes de Galileo al nacionalismo catalán, que supera las barreras tradicionales entre la izquierda (ERC) y la derecha (CiU). Para acabar de verificar esta hipótesis tenemos los resultados autonómicos de 2010: CiU puso fin a ocho años en la oposición y creció 7,4 puntos con relación a las autonómicas de 2006, al tiempo que ERC bajaba…¡7,1 puntos! CiU, que conoce esta peculiar conducta, quiere aplicar la teoría de Galileo, pero ahora en su beneficio, quiere crecer a costa de ERC y de otras formaciones independentistas minoritarias.

En las elecciones autonómicas de 1984 y 1988 CiU obtiene sus mejores resultados; 47,0 por ciento y 46,0 por ciento, respectivamente, a costa de mantener por debajo del 5 por ciento el voto de ERC. ¿Es este el escenario que quiere conseguir ahora CiU?, con esos porcentajes de voto y con el sistema electoral vigente se garantizaría la mayoría absoluta. CiU emula a Gil Robles cuando éste pedía «dadme la mayoría absoluta...». Pero de momento el trasvase de votos desde la izquierda nacionalista a la derecha nacionalista no se está produciendo, sino todo lo contrario, ERC está creciendo en voto y en escaños y ha pasado de ser la quinta fuerza a convertirse en la cuarta, superando a IC-V.