Literatura

Oviedo

Graciano García: «Como de todo pero con moderación»

Desde el pasado martes podemos decir que el periodista –le llamó así porque eso es lo que él se siente sobre todas las cosas– Graciano García es un Grande de España. El Rey le otorgó la Gran Cruz de la Orden de Carlos III por los extraordinarios servicios prestados a la Corona y a nuestro país. Y no es para menos porque este asturiano ha sido el creador de la Fundación y los Premios Principe de Asturias y desde octubre, que dejó la dirección, director emérito vitalicio. 

«Como de todo, pero con moderación»
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Q¿Qué se siente cuando se recibe de manos del Rey la máxima condecoración civil que se otorga en nuestro país?
-Me he sentido sorprendido y profundamente agradecido a S.M. el Rey, a la Reina y a los Príncipes de Asturias. Soy consciente del gran honor que se me hace y la he recibido con humildad. Ha sido un momento para recordar con mucha emoción a mis padres y a todos los que me inculcaron los valores e ideales que han guiado mi vida.
-¿Cómo se le ocurrió la idea de crear la Fundación y los Premios?
-Cuando con la Constitución de 1978 los españoles recuperamos la libertad y los asturianos en particular los títulos más antiguos de nuestra historia: el de Príncipe de Asturias para el Heredero de la Corona y el de Principado para nuestra comunidad, me pareció que era el momento de crear una fundación cultural que tuviera como bandera ante el mundo unos premios para honrar a los mejores, como nos pidió Jovellanos en un discurso memorable cien años antes de que se creasen los Premios Nobel.
-Han sido treinta años como director de la Fundación. ¿Qué es lo mejor y lo peor que le ocurrió en este tiempo?
-La Fundación no ha tenido un solo día fácil. Pero, como diría Unamuno, hay que tener buena memoria y mejor olvido. Por ello, lo que pudo haber de malo hay que olvidarlo y pensar en los días de gloria que hemos vivido.
-Alguno de los premiados han conseguido luego el Nobel. ¿Qué piensa cuando ocurre esto?
-Refrendo lo que siempre pensé: que tenemos unos jurados que saben hacer su trabajo con conocimiento, lealtad y altura de miras.
-¿Qué significó Sabino Fernández Campos para la Fundación?
-Sin él, lo he dicho muchas veces, la Fundación y los Premios no habrían nacido. Fue él quien, con entusiasmo, llevó la idea que le expliqué un día en Oviedo ante S.M. el Rey. Y más adelante, una vez constituida la Fundación, ejerció un papel fundamental de discreto y sabio consejero.
-Ha tenido que comer con todos los premiados. ¿Ponen muchas pegas a la hora de alimentarse?
-Hay de todo, como sucede en la viña del Señor, desde Adolfo Suárez que sólo comía tortilla francesa y café, hasta Camilo José Cela a quien un día ví comer, en un abrir y cerrar de ojos, seis pasteles seguidos. Pero, en general, son gente bastante prudente ante la mesa.
-¿Y usted se cuida a la hora del yantar?
-Tengo como referencia a la hora de alimentarme la sabiduría del para mí inolvidable Francisco Grande Covián: «comer de todo y moderadamente».