Hollywood

La cara humana de la crisis

«El fraude», sobre el juego del poder, inaugura una edición plagada de estrellas. Richard Gere y Susan Sarandon son las primeras

El actor fue una de las primeras estrellas en llegar al certamen
El actor fue una de las primeras estrellas en llegar al certamenlarazon

El Festival de San Sebastián emerge en 2012 como una excepción en el panorama de la cultura española: brilla más en tiempos de ajustes que en los últimos de prosperidad. A priori, sobre el papel, la muestra tiene garantizado más hueco en los telediarios y en las portadas de los periódicos al lograr una constelación de estrellas casi inédita en los últimos años y haber atraído algunos de los estrenos españoles más esperados del año. A pesar de contar con un fuerte compromiso de las tres administraciones (local, autonómica y estatal), ha sufrido poda en las subvenciones, como todos, pero José Luis Rebordinos, director desde el año pasado, ha preferido cambiar el guión de la película donostiarra, que se califique para todos los públicos, aunque sea a costa de que algunas películas ya se hayan visto en otras partes del mundo –no sean inéditas como se buscaba antes–, tengan ya distribución comercial en España y se haya acordado con las distribuidoras que los protagonistas hagan escala estos días en San Sebastián y no en Madrid. Una manera como otra cualquiera de compartir gastos y, de paso, ganar relumbrón para no desaparecer definitivamente del circuito de las grandes muestras internacionales.

Los primeros invitados atraídos mediante esta estrategia han sido Susan Sarandon y Richard Gere, protagonistas de «El fraude», que podrán ver en los cines en apenas unos días. Sigue la estela de «Inside job» y «Margin Call», es decir, pretende convertirse en un relato del origen de la crisis financiera que explotó en 2008 en Estados Unidos y que ahora mantiene a Europa con la alarma permanentemente encendida. Cuando el derrumbamiento de Wall Street era ya un hecho con un impacto mundial tan fuerte, a medio plazo, como la caída de las Torres Gemelas. Tras desayunarse cada día en los periódicos con el análisis de cómo las hipotecas basura empezaron a gestarse y de sus perversos efectos, Nicholas Jarecki comenzó el guión con la idea de mostrar que los tiburones de las finanzas también celebran cumpleaños, intentan hacer felices a sus hijos, incluso tienen serias dudas morales en algunos momentos. «Cuando escuché que algunos de sus principales responsables decían cosas como "que se jodan mis víctimas", decidí que eran sociópatas poco interesantes para una película. Recordé los consejos de Aristóteles y comencé a escribir la peripecia de un buen hombre que se emborracha de éxito, con cierto grado de humanidad para que pudiéramos identificarnos con él», comenta el director. Y ese hombre es Richard Gere, que cuaja una gran actuación, en una tesitura compleja, pues su personaje no experimente un solo respiro en ninguna esquina del metraje. No solamente tiene un agujero de 400 millones de euros en las cuentas de su empresa que quiere tapar con una fusión en la que trabaja su hija, sino que además tiene que cumplir con sus familia y con una amante, una joven artista francesa a la que ha puesto un piso como procede en semejantes casos, que pronto le mete en un lío aún mayor. «Él vive para eso, le encanta esa intensidad y correr tantos riesgos», explica el realizador. Gere nos cuenta que «desde el principio tomé la decisión de no interpretarlo como un villano icónico, porque sería tan aburrido como encarnar a Ricardo III, de Shakespeare, como si sólo fuera un asesino. En aquel momento había saltado el escándalo de Jimmy Diamond y me pareció que se parecían mucho, unos tipos con encanto, sentido del humor, básicamente, un ganador». Para hacerlo más comprensible recurrió al budismo: se inspiró en la figura de los fantasmas hambrientos, que tienen una pequeña boca y un gran estómago, por lo que nunca quedan satisfechos, un tipo de mentalidad que «causa mucho sufrimiento».

A este eterno galán le planteamos sino le sucede al contrario que a muchas actrices maduritas: que con los años los papeles que le proponen son mucho más interesantes que los que encarnó en la treintena y en la cuarentena. Prefiere no entrar en el fondo de la cuestión: «Es bastante obvio que a los hombres de cualquier edad les ofrecen mejores papeles que a las mujeres, excepto en el cine español, donde he visto que el peso de los personajes femeninos es muy fuerte». No sabemos si la estrella se refiere sólo al cine de Almodóvar o se ha molestado en ver alguna película más para sostener tal afirmación. Hablando de mujeres, la que duerme a su lado cada noche que Gere logra librarse de su amante es Susan Sarandon, que se entusiasmó con un papel clave para el desenlace de este episodio del «crash», pero con escasos minutos de pantalla. La interrogamos sobre cuál sería su actitud si cayera enamorada de un post yuppie agresivo de esta calaña y ella responde: «Me sorprende que no le mate. Está claro que no roba a los pobres o algo peor, pero cruza una línea y es poner en peligro la carrera de su hija, incluso está a punto de llevarla a la cárcel y entonces la madre reacciona». Como Gere, Sarandon tiene que refugiarse en productos independientes como éste para obtener papeles interesantes, pero cree que no haya cambiado mucho: «A Hollywood nunca le interesó la política ni la crítica social. Esta industria está dirigida por gente con mucho miedo a perder su trabajo, así que cambian permanentemente de empresa. Es imposible que les guste el cine. Hacen secuelas porque al apostar por productos seguros nadie les va a cortar la cabeza». Ante semejantes declaraciones, ardemos en dudas por saber si cree que su actitud siempre combativa le ha apartado de algunos proyectos que optaran finalmente por otras voces mucho más comedidas en su planteamiento político: «Siempre que tus películas den dinero, no te pongas gordo o envejezcas de golpe te van a contratar. Por eso seguimos trabajando gente como Sean Penn y yo».
El fin de semana la Concha espera otras muchas visitas ilustres. La primera será la de Ben Affleck, que presentará su nuevo filme como director, «Argo», que ya encandiló a la Prensa en Toronto. También una de las apuestas nacionales más fuertes: la «Blancanieves» muda y en blanco y negro de Pablo Berger que ya ha dado sus primeros pasos en la carrera hacia los Oscar.

 

Desencanto de Sarandon
Era inevitable preguntarle a Susan Sarandon, una de las voces más significadas políticamente de Hollywood, si iba a votar a Obama: «Sí, porque con los republicanos la guerra con Irán es inevitable», aseguró. Aun así, admitió cierto desencanto con el demócrata. «Creo que lo suyo sería hacer legislaturas de seis años e impedirles volver a presentarse, así no tendrían tanto miedo a que la gente no les votase». ¿Qué opina del Tea Party? «Es lo mejor que nos ha podido pasar, divide el voto de la derecha y no pueden presentarse como centro».