Barcelona

España tiene casi 700 terroristas presos en sus cárceles

Un total de 670 presos (567 hombres y 103 mujeres), pertenecientes a distintas bandas terroristas, se encuentran cumpliendo condena en cárceles españolas. La mayoría de ellos, 579, son de ETA o de las organizaciones de su entramado, seguidos de Al Qaida y otros grupos yihadistas (47); GRAPO, 35; anarquistas, cinco; grupos gallegos, tres; y GAL, uno. Según el último listado elaborado por el Ministerio del Interior, correspondiente a la primera quincena de este mes, los reclusos cumplen condenas, o son preventivos, en un total de 59 centros penitenciarios, distribuidos por toda la Península.

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Dos cárceles, situadas en el norte y el sur de España, centran la política penitenciaria que sigue Interior con los reclusos de ETA. En la prisión de Nanclares de la Oca, en Álava, han sido concentrados los internos que han expresado su rechazo a las actividades criminales de la banda. Fueron expulsados del «colectivo», en el que siguen la mayoría de los presos bajo las directrices de la organización terrorista.

Arrepentidos

En la cárcel alavesa se encuentran en la actualidad un total de 23 ex etarras: Antonio Alza; José Arizmendi; Aitor Bores; Rafael Caride; Luis María Carrasco; Asier Carrera; Joseba Díaz Urrutia; Ibon Echezarreta; José Fernández; Ángel Figueroa; Jesús García Corporales; Carmen Guisasola Solozábal; Valentín Lasarte; Luis María Lizarralde; Idoia López Riaño; Fernando Luis Astarloa; Andoni Muñoz; Iurgi Oteiza; Pedro Picabea; Miguel Ruiz de Eguilaz; José Luis Urrusolo; Jorge Uruñuela y Sagrario Yoldi.

Pese a las noticias que se han publicado a lo largo de este verano, no se han producido traslados masivos de etarras a la prisión alavesa, que mantiene un número estable de internos de la banda desde hace algún tiempo.

El tristemente famoso pistolero Urrusolo Sistiaga, «Langile», uno de los sujetos más sanguinarios de los que han militado en ETA, es, al parecer, el jefe de los disidentes, entre los que figuran otros individuos que también destacaron por sus instintos criminales: Carmen Guisasola («comando Vizcaya»); Idoia López Riaño («comando Madrid»); Rafael Caride, uno de los autores de la matanza de Hipercor, en Barcelona; Valentín Lasarte, condenado por los asesinatos de Gregorio Ordóñez y Fernando Múgica; y Pedro Picabea, que llegó a ser jefe de las células de la banda.

A centenares de kilómetros, en la cárcel de Puerto III, en el Puerto de Santa María, Cádiz, se encuentran los considerados como más «ortodoxos», seguidores de la disciplina que marca ETA: Javier Alegría; Óscar Barreras; Arkaitz Ballón; José María Beristain; Aitor Cotano; José María Dorronsoro; José Antonio Embeitia; David Gramont; Sebastián Lasa; José María Matanzas; Henri Parot; Javier Rey; Germán Rubenach y José Félix Zabarte.

Estos etarras comparten centro penitenciario con el «grapo» Laureano Ortega, condenado, entre otros crímenes, por el asesinato de dos guardias civiles en Santiago de Compostela, en marzo de 1989, y con el «yihadista» del GIA argelino, Mohamed Achraf, que cumple una sentencia de 14 años por formar un grupo que pretendía atentar contra la Audciencia Nacional con un camión bomba.

«Aparato Político»

Javier Alegría y José María Dorronsoro fueron, en su momento, dos de los responsables del «aparato político» de la banda en España y Francia.
Jose María Matanzas, de cuyo «arrepentimiento» se escribieron bastantes líneas, era uno de los abogados más destacados del colectivo de letrados que defienden habitualmente a los miembros de ETA. Germán Rubenach, del «comando Madrid», fue jefe «militar» de la banda.

El nombre de Henri Parot es sobradamente conocido por los atentados que cometió, entre elllos el perpetrado con coche bomba contra la casa cuartel de la Guardia Civil de Zaragoza, en diciembre de 1987, con el resultado de 11 personas asesinadas, cinco de ellas niños.

Los portavoces del «Colectivo de Presos Políticos Vascos» (EPPK), los «guardianes» de la «ortodoxia», Juan Lasa Michena, «Txikierdi», y Ana Belén Egües, se encuentran, respectivamente, en las cárceles de Sevilla II (Morón de la Frontera) y Huelva.

Paso previo

El centro de Zuera, en Zaragoza, es utilizado por el Ministerio del Interior para concentrar a aquellos etarras que, sin renunciar a las actividades de la banda, muestran supuestas actitudes más favorables a la desaparición del terrorismo. En esta cárcel están, entre otros, Juan Luis Aguirre Lete, «Isuntza»; Jesus Arcauz Arana, «Josu de Mondragón»; Santiago Arróspide Sarasola, «Santi Potros»; Ignacio Bilbao Beascoechea, «Iñaki de Lemona»; Miguel Ángel Eguibar Michelena «Elama»; Francisco Múgica Garmendia, «Pakito»; Felipe San Epifanio, «Pipe»; y José Javier Zabaleta Elósegui, «Baldo». Se ha dado el caso de reclusos de ETA que habían sido «acercados» a esta prisión, pero que después fueron alejados al no «progresar».