Aborto

La píldora del día después maquilla las cifras del aborto

La píldora del día después ha provocado que descienda la cifra anual oficial de abortos intencionados por primera vez en España desde su despenalización. Así lo afirmó ayer la ministra de Sanidad, Trinidad Jiménez, después de que la Ser adelantara la estimación de interrupciones del embarazo practicadas en 2009. Jiménez calificó la cifra de «muy buena noticia». «Se ha reducido el número de abortos gracias a una medida encaminada a reducir los embarazos no deseados, que es el acceso a la píldora del día después», dijo.

La Razón
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Según la cadena radiofónica, que cita «fuentes autonómicas», el año pasado se provocaron en quirófanos españoles unos 112.000 abortos, 3.812 menos que en 2008 (-3,29%). Es la primera vez que se rompe la tendencia al alza del fenómeno, que ha impedido el nacimiento de 1,22 millones de bebés sanos en España en el último cuarto de siglo.

Las reacciones fueron inmediatas. Eduardo Hertfelder, presidente del Instituto de Política Familiar, aseguró que «es mentira» que hayan bajado los abortos. «Puede que haya menos abortos quirúrgicos, que es la cifra conocida, pero han aumentado los químicos, como los que provoca la píldora», señaló.

El levonorgestrel empezó a dispensarse sin receta –y, en muchos casos, gratis– a jóvenes y adolescentes de toda España en septiembre del año pasado. En los seis primeros meses se despacharon cerca de 380.000 dosis.

Para Hertfelder, «achacarlo a la píldora del día después es una forma de camuflar el aborto quirúrgico, ya que es un medicamento abortivo y, por lo tanto, lo que hace es evitar el quirófano, no el aborto».

Desde Derecho a Vivir, por su lado, destacaron un aumento de los abortos ilegales –que obviamente no se contabilizan– debido a la crisis, y acusaron a Jiménez de dar un «fascículo interesado» de las cifras del aborto.


Aído insiste en que es un «anticonceptivo»
La ministra de Igualdad, Bibiana Aído, también celebró la noticia. A su juicio, «la ecuación es sencilla: a mayor acceso a anticonceptivos, menos embarazos no deseados». Aído obvió una vez más que el levonorgestrel no es ningún «método anticonceptivo», sino un aborto químico precoz en las 72 horas posteriores al coito. Según explica su propio prospecto, el medicamento «evita que un óvulo fecundado se adhiera al útero».