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La vuelta de la Obregón

La Razón
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Con el calor del primer día de verano, Zapatero puede respirar. En el Congreso va sacando a trancas y barrancas, y gracias a beatíficas abstenciones, las medidas de ajuste tardías e impopulares que pretenden ser una vacuna anticrisis. Los brotes verdes ahora sí que empiezan a surgir, no son los económicos, pero sí los que abrirán con alegría las playas y sus tostadoras, también llamadas tumbonas. Al grano, la siempre infantil Ana Obregón, después de tres años en los que había privado al país de su posado en bikini entre las olas, viendo cómo está el patio se lo ha pensado mejor y con aire patriótico ha visto que España y su presidente necesitan la vuelta de las buenas costumbres. Así se ha aparecido, como una especie de Virgen del Carmen laica, para inaugurar la temporada de verano. Como es lista, aunque lo haga todo por la patria, se ha buscado un sponsor que le pague por esta aparición los gastos del largo y cálido verano. Esta vez eligió como decorado Ibiza en lugar de Mallorca, en vez de bikini, trikini, que iba acompañado con una especie de salto de cama blanco ibicenco y largo. Las carnes siempre pasan factura, así que ha considerado indispensable enseñar lo justo. Ha estado tan encantadora como sólo ella puede serlo. Rodeada de cámaras, que es el verdadero manjar del que se alimenta, desgranó una serie de afirmaciones dignas de las mentes más brillantes que puedan existir mirando al mar. Como ejemplo, a la pregunta de si le siguen gustando los hombres jóvenes, ella contestó que «a las que hemos cumplido los 40, nos gustan los jóvenes». No mentía, ha cumplido los 40, pero tampoco está obligada a declarar que los cumplió hace casi 20 años. Por todo ello y por muchas cosas más, eres indispensable para dar el pistoletazo de salida y gritar ¡a las playas! No tengas miedo a destaparte del todo, España te seguirá queriendo aunque las carnes te cuelguen como cortinas venecianas.