Europa

Festival de San Sebastián

San Sebastián pierde el norte

El festival arranca con la mexicana «Chicogrande» en una edición en la que priman el cine europeo y español

San Sebastián pierde el norte
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Por mantener la tónica de este año de crisis, también artística, el 58 Festival Internacional de Cine de San Sebastián, que arranca hoy y se prolongará hasta el día 25, presenta, a priori, un escaso interés . El Premio Donostia, que han recibido los grandes del cine mundial, este año irá a parar a Julia Roberts, que no desmerece a otros en fama, pero quizá sí en méritos artísticos, aprovechando que está de bolos en Europa para presentar «Come, reza, ama», una guía de autoayuda audiovisual. Algo parecido ocurre en la sección Perlas, donde se rescata lo mejor de otros certámenes. Dada la discreción de 2010, donde el año pasado vimos desfilar a Tarantino y Pitt, «Malditos bastardos», «Precious», y «Un profeta», que llegaron a la carrera final de lo Oscar, este año nos conformaremos con «Poetry», una cinta asiática estimable, pero no sobresaliente, «Barney's Version», que pasó sin emocionar en Venecia, y un documental sobre Norman Foster, entre otros.

San Sebastián atestiguará también la pujanza del cine mexicano al que han concedido el honor de inaugurar la sección oficial: «Chicogrande», en la que Felipe Cazals regresa a la figura de Emiliano Zapata coincidiendo con el bicentenario de la Independencia; y con «Abel», el primer filme de Diego Luna como director.

La Sección Oficial incluye una abundante presencia española, con cinco largometrajes. De ellos sólo «El gran Vázquez», el retrato de Óscar Aibar del gran dibujante catalán, protagonizada por Santiago Segura, cuenta con vocación comercial. El resto es cine de autor, tan personal como el de Agustí Villaronga, que en «Pa negre» viaja a la posguerra de la Cataluña rural, o Judit Colell («51 días de invierno»), que retrata en blanco y negro el trauma de una violación en «Elisa k». El acento vasco lo pone el debutante José María de Orbe con «Aita» y la textura documental Carles Bosch («Bicicleta, cuchara, manzana»), que, fuera de concurso, muestra los primeros dos años de la batalla que Pasqual Maragall libra contra el alzhéimer.

Parto en 16 mm

La presencia asiática es doble: Naomi Kawase reflexiona, con una cámara de 16 mm, sobre la relación entre la vida y la muerte gracias al ginecólogo Tadashi Yoshimura, que la asistió en su parto; mientras el coreano Kim Jee-Woon prefiere ocuparse de un asesino en serie en «Vi al diablo». Francia rebaja su presencia en esta edición (sólo comparece a través de una coproducción con Marruecos, «La mezquita») después del exceso del año pasado, así que deja más espacio a otras cinematografías europeas como la portuguesa («Misterios de Lisboa», de Raul Ruiz), la alemana («Colores en la oscuridad», de Sophie Heldman), la noruega («A casa por Navidad», de Bent Hamer) y la británica («Neds», de Peter Mullan). La única presencia de EE UU es la de un viejo conocido de la muestra, John Sayles, que comparece con «Amigo».

Paskaljevic será quien deba aunar posturas como presidente de un jurado en el que abundan los cineastas: Claudia Llosa, Pablo Trapero y Raya Martin. Les acompañan José Coronado y la directora de maquillaje Jo Allen.