Bruselas

Bélgica continúa sin Gobierno 205 días después de las elecciones

El mediador para la formación de un nuevo Gobierno en Bélgica, Johan Vande Lanotte, presentará hoy a los partidos una nueva propuesta de financiación federal y reparto competencial de Bruselas y su periferia que permita retomar las negociaciones que han bloqueado la situación política belga.

El demócrata flamenco Wouter Beke, ayer, antes de reunirse con el mediador
El demócrata flamenco Wouter Beke, ayer, antes de reunirse con el mediadorlarazon

Algo se mueve en Bélgica tras 205 días sin Gobierno. Ayer, el mediador elegido por el rey Alberto II, el socialista flamenco Johan Vande Lanotte, presentó al monarca y a los siete partidos que formarán la coalición una propuesta para reformar por sexta vez el rompecabezas en el que se ha convertido el Estado belga.

Las divisiones entres valones (francófonos y 40% de la población) y flamencos (neerlandeses y 60% de la población) precipitaron la caída del Gobierno del democristiano Yves Leterme en abril y la convocatoria de elecciones el 13 de junio. Los comicios anticipados, sin embargo, dificultaron aún más la formación de un nuevo Ejecutivo y crearon más dudas sobre la continuidad de Bélgica.

Los independentistas de la Nueva Alianza Flamenca (N-VA), de Bart de Wever, vencieron en Flandes y se convirtieron en el partido más fuerte del Parlamento federal (27 de los 150 escaños). En Valonia, en cambio se impusieron los socialistas de Elio di Rupo (26 diputados).

La propuesta del mediador prevé impulsar la descentralización del Estado y aumentar las competencias de las tres regiones (Valonia, Bruselas y Flandes). La iniciativa estrella es la introducción de la autonomía fiscal, una histórica demanda de la rica Flandes, para que cada región pueda fijar su propio IRFP. Su puesta en práctica, no obstante, exigiría una reforma constitucional.

El texto también incluye una solución para el escollo que hizo caer el último Gobierno: el estatus del distrito electoral de Bruselas-Halle-Vilvoorde (BHV), ubicado en Flandes pero con una importante presencia de población francófona. Los flamencos llevan años exigiendo la división del BHV y acabar con el trato especial que reciben los francófonos, que pueden votar a partidos de su propia comunidad y dirigirse a las instituciones en su propia lengua.

Una vez presentada la propuesta, las opciones son tres, según el diario «Le Soir»: un improbable consenso inmediato sobre el proyecto de reforma, la más probable continuación de las negociaciones o una ruptura de las conversaciones, que llevaría a una nueva celebración de elecciones.

Acostumbrada a las arduas y prolongadas negociaciones para formar Gobierno, Bélgica rebasó el 30 de junio su propio rércord de 2007, cuando se tardó algo más de seis meses en pactar un Ejecutivo. El viernes superará la plusmarca europea, establecida por Países Bajos en 1977 (208 días), y si los partidos no lo remedian, el 30 de marzo batirá al campeón mundial, Irak, que ha permanecido 289 días sin Gobierno.

Pese a la incertidumbre política, Bélgica ha seguido funcionando estos más de 200 días y ha ejercido con profesionalidad su Presidencia semestral de la Unión Europea. El Gobierno en funciones de Leterme pudo permanecer en segundo plano gracias a los experimentados funcionarios belgas y al protagonismo de su compatriota Herman Van Rompuy, presidente permanente del Consejo Europeo.

Sin embargo, el Ejecutivo en funciones está atado constitucionalmente para poner en marcha las reformas económicas que necesita el país y exigen los mercados, especialmente con respecto a la reducción del déficit público (6% en 2009). Ya las agencias internacionales han amenazado con modificar a la baja la calificación de la deuda de Bélgica, calificada por «The Economist» como la «Grecia del norte» por su elevada deuda pública.

Esta preocupación estuvo presente en el discurso navideño del rey Alberto II, que reclamó a los partidos política «hacer concesiones» y «afrontar sus responsabilidades».