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San Lorenzo

Eva Janosikova: «Prefiero comer con el Papa que con George Clooney»

Es una de los doce jóvenes que almorzará con Benedicto XVI

Eva Janosikova: «Prefiero comer con el Papa que con George Clooney»
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MADRID- Cuando hace diez meses hizo un parón en su carrera como periodista para venirse a España como voluntaria de la JMJ, lo que menos se podría imaginar esta joven eslovaca es que sería uno de los doce comensales que compartiría mesa con Benedicto XVI durante el almuerzo que el Papa mantendrá con peregrinos de los cinco continentes el 19 de agosto. «Lamentablemente no hablo alemán», se disculpa Eva, que maneja a la perfección otros siete idiomas, entre ellos el castellano.

–¿Por qué vino a Madrid?
–Mi pequeña aventura con la JMJ empezó justo el día en el que el Papa anunció en Sidney que Madrid sería la sede en 2011. Lo vi por la televisión y le dije de inmediato a mi familia: «Yo voy a estar allí». Después, me fui a Roma a estudiar comunicación durante dos años y allí comencé a colaborar con el centro San Lorenzo, donde se encuentra la cruz original de la JMJ. Allí pude reflexionar sobre aquel sueño y hace un año decidí hacerlo realidad.

–Y ahora es la responsable internacional de las redes sociales de la JMJ.
–Al principio me dio un poco de miedo asumirlo, porque siempre había sido reticente a Facebook, no he sido amiga de airear mi vida privada. Sin embargo, he descubierto que puede ser un instrumento de evangelización, que abre nuevos horizontes a los jóvenes que pueden compartir sus experiencias de Dios con los demás.

–¿Ha visto ya algún fruto de su trabajo virtual?
–Un día se me ocurrió proponer en mi blog que me explicaran por qué querían ir a la JMJ. Entonces, una joven respondió con un testimonio tan profundo y personal que no sabía si debía publicarlo pues relataba las enormes dificultades por las que pasaba. Al día siguiente de colgar su historia, recibí un correo de otro chico eslovaco que donó un billete de avión para ella. Ahora cuento las horas para verlos a los dos. Las redes sociales hacen posibles pequeños milagros.

–¿Cómo se enteró de que almorzaría con el Papa?
–Hay 300 testigos que certifican que no hubo tongo. Fue un sorteo en el que participábamos los voluntarios de los cinco continentes. Cuando sacaron la papeleta de los chicos europeos, salió un nombre que no conocía, y justo cuando estaba lamentándome y preguntando quién era, escuché mi nombre. ¡No me lo podía creer! Soy la única eslovaca que hay por aquí y casi me pongo a llorar de la emoción. Me sentía como si hubiera dicho que me casaba, porque todos me daban la enhorabuena y aplaudían. Jamás me había tocado nada, ni la lotería, ni un premio en la feria... Aunque estoy feliz, me da pena que no puedan participar otros, por eso estamos pensando qué podemos hacer para que compartan ese momento a través de internet.

–Habrá quien no comparta su emoción. ¿Qué le diría a un joven que rechaza a la Iglesia y al Papa?
–Lo tengo claro: quien busca de verdad encuentra respuestas. Le invitaría a salir de sí mismo, de la ignorancia y de sus prejuicios. He tenido que ofrecer mi testimonio en algunos colegios por España y he descubierto que se puede hablar de corazón a corazón a los jóvenes, y ellos descubren que la Iglesia propone, no impone.

–¿De qué hablará con el Papa?
–He dado muchas vueltas y le preguntaría sobre los problemas que tienen los jóvenes en el mundo, pero tengo una amiga que me insiste cada dos por tres: «Esto sólo ocurre una vez en la vida, así que pregunta aquello que verdaderamente te preocupe a ti». Aun así, yo quiero llevar a toda la gente que tengo en mi corazón ante su presencia. De todas maneras, no sé si me saldrán las palabras, creo que estaremos emocionados mirando.

–Cuando se enteren en su país...
–Eslovaquia es el corazón de Europa, desde un punto de vista geográfico. Además, nuestros patrones, san Cirilo y san Metodio, lo son también de Europa. El año que viene celebramos el Año Jubilar y confiamos en que el Santo Padre nos visite. Aprovecharé para recordárselo.

–Le cambio su almuerzo con el Papa con una cena con George Clooney...
–Me quedo con la mesa compartida con el Santo Padre, y eso que Clooney es mi actor favorito. Comer con un santo no pasa todos los días.