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OPINIÓN: El bálsamo de Fierabrás

Muchos municipios han creído encontrar en el anuncio hecho ayer por el subsecretario de Interior, señor Zambrana, de limitar la velocidad de las vías urbanas a 30 km/h., «el bálsamo de Fierabrás» de todos los problemas de tráfico en las ciudades: accidentes, contaminación... Todo parece que se va a resolver pintando en el suelo unos llamativos círculos blancos donde se indique la velocidad máxima permitida. Quizá el alto cargo ha querido emular al Quijote cuando le decía a Sancho que «con sólo una gota se ahorran tiempo y medicinas». Sin embargo, la cosa no es tan sencilla porque la implantación de las «Zonas 30» requiere la realización de minuciosos estudios de movilidad de la zona, incluso analizar calle por calle. Además precisa de modificaciones urbanísticas, y no es recomendable en determinados supuestos. Por ejemplo, está contraindicado en las vías que componen la red principal de las ciudades y en aquellas en las que el paso de peatones es alto, así como en las que la distancia entre fachadas es inferior a siete metros, ya que no permitiría segregar la acera de la calzada para proteger a los peatones.
Por tanto, seamos prudentes en el anuncio de medidas milagrosas porque pueden ser contraproducentes para la seguridad vial. Y más si se adoptan sin el consenso y la aceptación de los ciudadanos porque provocan rechazo y la sospecha de que sólo persiguen un fin recaudatorio.
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