París

La Guardia Civil baja al mar

Ejercerá labores de vigilancia para evitar saqueos 

Un miembro de la Guardia Civil vigila en Algeciras al Odyssey Explorer, en 2007
Un miembro de la Guardia Civil vigila en Algeciras al Odyssey Explorer, en 2007larazon

A través del Sistema Integral de Vigilancia Exterior (SIVE) la Guardia Civil controlará el patrimonio arqueológico submarino español con el objeto de evitar posibles saqueos. Así lo anunció ayer la ministra de Cultura durante la presentación del Libro Verde del Plan Nacional de Protección del Patrimonio Cultural Subacuático, que tiene la pretensión de fijar la política estatal en esta materia y establece programas de mejora de la gestión del patrimonio sumergido. Una vez rubricado (en breve hará un año) un convenio entre Cultura y el Ministerio de Defensa por el que la Armada se comprometió a poner sus medios al servicio del rescate del patrimonio sumergido, es ahora la Guardia Civil (con la consiguiente implicación de Interior) quien seguirá de cerca los pasos los «cazatesoros». Aumento del presupuestoPero, ¿qué es el SIVE? Se trata de un «sistema operativo que, sobre un soporte técnico, aporta la información obtenida en tiempo real a un centro de control que imparte las órdenes necesarias para la interceptación de cualquier elemento que se aproxime al territorio nacional desde el mar», según figura en la web del Ministerio del Interior. Recordemos que la Guardia Civil ya intervino en el «caso Odyssey» al apresar el barco en 2007 en aguas españolas. Frente al panorama general de reajustes y rebajas que están sufriendo las partidas de los distintos ministerios, Ángeles González-Sinde adelantó que el año pasado se destinaron 800.000 euros a la protección del patrimonio subacuático, mientras que este ejercicio la cuantía ascenderá a 1.275.000.

Las prisas de la ministraLa ministra de Cultura llegó en helicóptero a las 10.30 y fue recibida por el actual director del Arqua, Iván Negueruela. La presentación del «Libro Verde» duró media hora y González-Sinde, a toda prisa, voló a Jumilla, lo que provocó gran malestar entre los científicos de la Unesco (que celebraron ayer y el lunes la reunión del Consejo Consultivo de la Convención sobre la Protección del Patrimonio Subacuático) por la escasa atención prestada a su labor. Ni siquiera tuvo tiempo para ver la exposición enviada desde París por la institución, colgada, precisamente, en la sala donde se celebró el acto.