Moscú

Peter Weir entra en un gulag

«Camino a la libertad» habla de la huida de un terrible gulag soviético, de un viaje infinito y demoledor. El veterano director refleja la atroz vida en aquellos campos de tortura en un filme con Ed Harris, Colin Farrell y Jim Sturges.

Peter Weir recrea en "Camino a la libertad" las extremas condiciones del gulag siberiano de 1940: muestra de la inhumanidad que llegó a tener el estalinismo
Peter Weir recrea en "Camino a la libertad" las extremas condiciones del gulag siberiano de 1940: muestra de la inhumanidad que llegó a tener el estalinismolarazon

Ha estado seis veces nominado al Oscar, que se dice pronto, y regresa a la pantalla con «Camino a la libertad». Peter Weir, el veterano director de títulos tan aplaudidos como «El club de los poetas muertos», «El show de Truman» y «Master and Commander», plantea una historia sobre la capacidad de supervivencia del ser humano. «Camino a la libertad», que también huele a nominación, está protagonizada por Ed Harris, Colin Farrell y Jim Sturgess, que interpretan a los prisioneros de un campo de Siberia que deben caminar miles de kilómetros para encontrar su libertad.

-Ha tardado siete años en estrenar nueva película. ¿Por qué tanto tiempo?
-No ha sido por falta de esfuerzo, desde aquello; resulta difícil hallar el proyecto adecuado por el que apasionarse y encontrar después la financiación. Como cineasta necesito conectar con la historia que estoy contando, especialmente cuando te va a ocupar dos años de tu vida. No es un proceso sencillo.

-«Camino a la libertad» es una historia dura. ¿Qué le atrajo de ella?
-El poder de supervivencia de los protagonistas, su aventura, la increíble distancia que recorrieron... El hecho de que todos eran gente común y corriente y de que consiguieran llegar. No fue sencillo, y uno se pregunta cómo tuvieron el coraje para lograrlo. Puede resultar pretencioso decirlo así, pero el triunfo del espíritu humano me llamó la atención.

-Se inspiró en un libro...
-La idea parte de un texto que ha despertado controversia porque no se sabe si lo escribió una persona que participó en esa larga escapada o no. A mí todo eso me da igual, la historia es cierta. Cambié el título del libro y añadí información que fui obteniendo al entrevistarme con los supervivientes de los Gulags de Siberia. Me obsesioné tratando de encontrar la verdad. Creo que el filme es bastante parecido a lo que realmente ocurrió.

-¿Por qué era tan importante hablar con los supervivientes?
-Tuve la fortuna de contar con Anne Applebaum como consejera. Es una historiadora que ha escrito un buen número de libros sobre los gulags y es una autoridad en la materia. Ella disfrutó con nosotros, nos proporcionó nombres y direcciones de personas en Moscú que estaban dispuestas a relatar lo que habían padecido. Muchas cosas que pasan en la cinta muestran lo que sufrieron, por lo que una parte del filme es real.

-Imagino que fue físicamente un rodaje muy exigente para los actores, porque tuvieron que pasar por climas extremos.
-Sin duda. Era importante para mí mantener la energía... Necesitaba estar seguro de que todos estuvieran con el espíritu alto desde la mañana hasta la noche. Con algunas excepciones, jamás pierdo los nervios. No creo en esa forma de trabajar. Conozco a los actores, y cuando algo no funciona trato de encontrar otro camino para llegar hasta ellos. Lo importante es que al final hayamos hecho lo que estaba planeado sobre el papel, ni más ni menos.

-Vuelve a coincidir con Ed Harris después de darle uno de los papeles protagonistas de «El show de Truman». ¿Ha sido un reencuentro fácil?
-Maravilloso. Estaba deseando que nos reuniéramos de nuevo. Mantiene el mismo nivel profesional que Clint Eastwood, Harrison Ford y John Wayne, al más puro estilo americano. Quiero decir que, aunque como actores no son similares, se trata de hombres duros y curtidos, de los que sientes que han llevado una existencia difícil.

-Algunos críticos apuntan que existen numerosas similitudes entre todas sus películas. ¿Busca historias que se parezcan?
-Sí, pero no piense que es algo raro en este mundo. Cuando leo un guión o un libro siempre estoy abierto a que me interese, pero de cada quinientos, aparece sólo uno que llama mi atención. Lo que me interesa de verdad está fuera de mi entorno. En este caso me inspiré en un texto escrito en 1956 por un polaco que nada tiene que ver conmigo. De lo que no me di cuenta es de que existían elementos que se relacionan con todo lo que he hecho hasta la fecha porque, la verdad, no vivo autoanalizándome.

-¿De cuál de sus películas se siente más orgulloso?
-Me inclino por las que me han costado más, las que me han supuesto un problema, como «La costa de los mosquitos» y «Gallipolli».

-¿Qué me dice de «El show de Truman» o «Master and Commander»?
-Pienso mucho en la segunda porque sentí que fuimos a navegar alrededor del mundo cuando realmente nunca dejamos el tanque donde trabajábamos. Ese rodaje fue sensacional, una experiencia única, porque el equipo que tuvimos en México, los extras, resultaron los mejores con los que he trabajado en toda mi vida. Ha sido la cinta más real que he rodado.

-¿Guarda buenos recuerdos de sus películas?
-Claro. Llegar a trabajar y ver en el estudio un maravilloso barco donde tienes que rodar es inolvidable. Son recuerdos que, por mucho tiempo que pase, nunca vas a poder borrar de tu mente. A mí me acompañan siempre y me enriquecen.

 -En Hollywood abundan hoy las películas para adolescentes, bien sean de superhéroes, de terror y en 3D. ¿Es difícil conseguir que un filme como «Camino a la libertad» se abra acamino?
-Desde luego, es mucho más duro que antes. Durante los últimos dos años sólo se hacen trabajos para esos menores y apenas se tiene en cuenta al resto de los espectadores. Los estudios sólo quieren recuperar su inversión y yo entiendo que, como negocio, películas como «Camino a la libertad» pueden no ser rentables. Afortunadamente, el sistema está cambiando y existen inversores independientes que apuestan por el cine como arte y no sólo como negocio.