Barcelona

Ventura centauro marismeño

La Razón
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Ahí estaban tus caballos aparejados como si fuesen a torear en la mejor corrida de la Feria. El público, impaciente, abarrotaba los asientos cual tendidos de la plaza. Tuyo es el trono del rejoneo. Con poco más de cinco lustros ya tenías el mando del toreo a caballo. Pero ayer te tocó torear con la palabra. Ayer tuviste que lidiar en el siempre difícil y exigente ruedo de la oratoria. Te esperaban todos tus paisanos de La Puebla del Río. Para arroparte y sacarte a hombros, como ya has hecho en esta temporada en las plazas de Sevilla, Barcelona y Madrid. Tienes el arte y el duende de la marisma. El embrujo de un Guadalquivir que vio tus primeros galopes reflejados en sus orillas. Por tus venas corre sangre de jinetes de tierras lusitanas. Amas y defiendes la verdad. Por eso tu toreo está lleno de pureza. Siempre de frente. Ante la vida y el toro. Y vibras de emoción, al citar con una banderilla o al escuchar el eco desgarrado de un cante flamenco. Los galgos son para ti más que una pasión. Y la familia y tus amigos, tus mayores triunfos. Ayer volvieron a brotar los recuerdos de la infancia. Tus primeros pasos, tus juegos de niño con el caballo y el toro. Diego Antonio Espíritu Santo Ventura, cuántos repiques de espuelas sobre tus pies, cuántas rosas toreras prendidas sobre tus manos. Hubo también un chiquillo, tu compañero de aventuras, que quiso soñar con alcanzar esa cima y llegar donde tú has llegado. Por eso me llena de entusiasmo verte triunfar en toda la geografía taurina. Por eso ayer sentí una inmensa alegría de volver a ver a aquel niño (ya hombre, y al que aprecio como un hermano) dictando su mejor lección en el Pregón del Corpus de La Puebla. Porque ayer volviste a salir a hombros, Diego Ventura, centauro del toreo y la marisma. Y porque tuya es la gloria, mi verso te canta por soleá: No será de Portugal,/ será de Puebla del Río,/ porque siempre que le veo/ yo le llamo: Hermano mío.