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Miles de personas reciben a Mohamed VI en Marraquech

Agitando banderas del país, algunos con cuadros del monarca, miles de curiosos, tanto marroquíes como turistas se congregaron en la plaza Yemá el Fna de Marraquech, a donde viajó ayer el rey Mohamed VI para recorrer el café Argana, lugar en el que el pasado jueves fallecieron 16 personas, tras la detonación de una bomba a distancia, hecho del que se acusa a la red terrorista Al Qaida, aunque todavía no haya reinvidicado su autoría.

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Madrid-El rey apenas estuvo diez minutos en el lugar del atentado, acompañado por pocas autoridades. Atravesó la plaza saludando a quienes lo esperaban en la céntrica zona hasta llegar al Argana; allí caminó por la terraza, en la que aún los cuerpos de seguridad trabajan para recabar pruebas del acto criminal, el más sangriento de Marruecos desde el año 2003, cuando una serie de ataques terroristas mató a 45 personas en Casablanca, entre ellas a cinco españoles.
Con la visita aparentemente anunciada por la numerosa cantidad de personas y el acordonamiento de los alrededores de la plaza, Mohamed VI se sumó a la condena general que desde el jueves han expresado diversos sectores de la sociedad marroquí, como la de los jóvenes que siguen exigiendo cambios en la política del Gobierno.
La presencia real también coincide con el llamamiento hecho por el Movimiento de los Jóvenes del 20 de Febrero, que desde mediados de semana ha convocado para hoy una nueva manifestación, en el marco del Primero de Mayo, y quienes además temen mayores represiones tras lo ocurrido el jueves.
Después de su paso por el café Argana, Mohamed VI partió hasta los hospitales de Ibn Tofail y el Militar de Avicena, en donde están recluidos 12 de los 22 sobrevivientes del ataque (siete franceses, tres marroquíes y dos holandeses).
Periodistas latinoamericanos que se encontraban ayer en Marraquech reseñaron en sus cuentas de Twitter el sentimiento de los marroquíes, para quienes el rey sigue siendo una figura trascendental, pero a quien le cuestionan su entorno, el llamado «mazjén», acusado de actos de corrupción y la represión desde que hace dos meses comenzaron las protestas.
Sin embargo, el panorama no está claro y se cree que la incipiente apertura mostrada por el monarca debido a la presión de los jóvenes que semanalmente toman Rabat para protestar sufra un retroceso después del atentado.
Portavoces del movimiento salafista, el ala islámica más radical en Marruecos, han condenado lo sucedido en el Argana. Precisamente, un grupo de presos salafistas se ha desmarcado del atentado y ha pedido una investigación internacional de este suceso que pretende «distraer al pueblo marroquí, que pide la ruptura con el autoritarismo y la injusticia», según afirman. En un vídeo difundido a través de Youtube afirman que ellos mismos son «los primeros afectados» por el atentado.
Además, en la mira de las organizaciones de derechos humanos está la decisión del Gobierno marroquí de encarcelar durante 96 horas desde el pasado jueves y hasta hoy domingo al periodista Rachid Nini, que dirige el periódico más leído del país, «Al Massae», y que fue detenido por las fuerzas de seguridad, al acusar en un artículo al aparato estatal de sacar provecho del terrorismo para frenar los cambios que exige la sociedad.