Barcelona

Entre la conciencia y la disciplina

En el PSOE votaron a regañadientes los recortes. En el PP hubo quien cuestionó por carta el «no». CiU pensó en las catalanas antes de decidir

Indicaciones repartidas entre los diputados para la votación
Indicaciones repartidas entre los diputados para la votaciónlarazon

Así es la política, así son los partidos. No hubo ayer grupo parlamentario en el que no salieran voces que cuestionaran el voto ordenado por las direcciones de sus partidos. Así respiraban algunos diputados ayer por los pasillos del Palacio de San Jerónimo:PSOEEn el PSOE está claro que el trágala fue mayúsculo. Zapatero, obligado por Bruselas, el FMI y otros tantos organismos internacionales, ha enterrado el discurso socialista en tres días. Ha pasado de hacer una defensa cerrada del gasto social y el necesario recurso del déficit para reactivar la economía a hacer todo lo contrario, y por decreto. «Es el principio del fin», decía un veterano socialista. «Una votación más como esta y entrego el carné de socialista», amenazaba otro. No será así. La ciudadanía está, por desgracia, acostumbrada a que nuestros dirigentes pasen del digo al Diego de un día para otro. ¿Y luego se preguntan sobre el porqué del divorcio entre políticos y ciudadanos?PPNo crean que este conflicto entre el ideario político o las convicciones propias y la disciplina de voto es exclusiva del PSOE. En el PP también ocurre. En los pasillos de la Cámara Baja había ayer dos bandos populares. Uno, favorable al «no» al decreto, a la política destructiva y a que Zapatero se cueza en su propio caldo. Otro que, aun estando en contra del ajuste, lo cree necesario para la economía y el futuro inmediato de España, y por eso estaba ayer más cerca de la posición de Duran Lleida que de la de Rajoy. En este segundo hay incluso quien se ha atrevido a enviar una carta personal al presidente del PP en la que le hacía saber que respetaría la disciplina de voto por encima de todo, pero que estaba en contra de que no se hubiera elegido la senda de la responsabilidad y el sentido de Estado en lugar de los intereses de partido.CiUEn CiU, también hubo sus más y sus menos. El debate en Barcelona la noche del miércoles fue intenso entre quienes creyeron que había que votar «no» para dejar caer a Zapatero y quienes defendieron la abstención por sentido de Estado. Al final, una vez más, primó el interés electoral, claro. Alguien cayó en la cuenta de que si el Gobierno caía ahora y se veía obligado al adelanto electoral, la convocatoria podía coincidir con las catalanas, y eso no le va bien a Convergencia.PNVEn Bilbao, en la sede del PNV, no primaron tanto las razones electorales como táctico-partidistas. Y es que los nacionalistas vascos aún pagan entre los suyos el apoyo que dieron a los PGE de 2010 unos meses después de que el PSE los desalojara de la Lendakaritxa. El «no» esta vez le salía gratis al PNV, pues la anunciada abstención de CiU les haría cargar a los catalanes con la responsabilidad de dar oxígeno a un Zapatero con el agua al cuello. La impostura en el discurso y el voto no es cuestión de uno, sino de todos.

El lleno absoluto, algo casi histórico- No es algo corriente que los 350 asientos del Congreso estén ocupados para una votación, aunque normalmente faltan de media unos nueve o diez diputados. Eso sí, han de justificar cualquier ausencia. Así, el martes de esta misma semana hubo cuatro votaciones en las que no estuvieron presentes nueve diputados. Dos eran del grupo socialista (Miriam Muñoz y Gloria Elena Rivero); tres del PP (Juan Costa, Francisco Antonio González y Juan de Dios Martínez); otros tres del Gobierno (Zapatero, Rubalcaba y Blanco), y uno de la Mesa (Ana Pastor, del PP). En una de ellas se ausentó otra popular. Pero ayer ninguno podía fallar.