Historia

Santiago de Compostela

Santiago de Compostela: ocho siglos acogiendo al peregrino

El antecedente más remoto de la Catedral fue un pequeño mausoleo romano del siglo I en el que se dio sepultura a los restos del apóstol Santiago después de su decapitación y su traslado hasta las costas del «finis terrae». Pero no fue hasta el año 1211 cuando el templo logró su consagración. Ahora, la ciudad celebra por todo lo alto el aniversario de su vecina más ilustre 

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Santiago de Compostela está de enhorabuena, y con razón, ya que este año conmemora el octavo centenario de la consagración de su vecina más ilustre: la Catedral de Santiago, pues fue en 1211 cuando, tras un largo proceso de construcción, el solemne templo logró el merecido reconocimiento. Para entonces, la Catedral ya gozaba del privilegio de la absolución plenaria, otorgado en 1181 por el Papa Alejandro III a todo aquel que visitase la iglesia en un Año Santo Jubilar.

Aunque 2011 no es Xacobeo, sobran los motivos para animarse a descubrir el imán turístico más potente de Galicia. Plantarse en la plaza del Obradoiro, frente a la imponente fachada oeste de la Catedral, es una experiencia única que nos deja sin respiración. No es para menos, pues la grandiosidad de las dos torres nos hace sentir pequeños e insignificantes. Sin prisas, es el momento de no perder detalle de todo lo que nos rodea: peregrinos exhaustos, pero felices por haber logrado su meta, jóvenes recién salidos de las aulas de la universidad y una fachada cuya piedra nos deja leer la historia compostelana. Y es que en su larga existencia el templo ha sido escenario de episodios sacros y mundanos, que van desde la coronación de los reyes de Galicia en la Edad Media hasta el acuartelamiento de los soldados franceses durante la Guerra de la Independencia.


Y si su exterior sobrecoge, más aún lo hace su interior. Para descubrirlo tenemos que cruzar el soberbio Pórtico de la Gloria, obra cumbre de la escultura románica, que fue rematada en 1188 y que cuenta con más de 200 figuras de granito, tan expresivas como no se habían representado antes. Pero la gran joya de la Catedral está en la cripta, donde se guardan los restos del apóstol Santiago. Todos los días, a las doce de la mañana, se realiza una misa en su honor. Esta emotiva celebración se convierte en un acto impresionante cuando entra en juego otro de los tesoros del lugar: el Botafumeiro, un incensiario gigante que nos deja atónitos. Pero el templo aún esconde otra sorpresa que bien merece la pena descubrir: el ascenso a las cubiertas de la Catedral. Tras la subida por las estrechas escaleras de la torre, aparecen las impresionantes cubiertas que se recorren en toda su extensión. Con el cielo a un palmo, la Catedral cobra aún más valor.


Con motivo del octavo centenario de su consagración, la Consejería de Cultura y Turismo de la Xunta de Galicia ha destinado más de un millón de euros en obras de conservación y restauración de la Catedral para que el templo luzca espléndido en su cumpleaños. La agenda cultural de la ciudad también está a la altura del evento, pues hasta el próximo mes de diciembre se suceden los conciertos, las exposiciones y los actos culturales.