Adam Sandler se divierte como un niño grande

Supimos por Hollywood que los anglosajones celebran los funerales como si fueran bodas. Con el tiempo nos hemos acostumbrado a sus opíparos banquetes de negro riguroso con las gafas de sol como complemento principal. Adam Sandler va esta vez un poco más allá y convierte las secuencias iniciales de su nueva película, «Niños grandes», en la iglesia y con el muerto de cuerpo presente, en una sesión de «El Club de la comedia». «Tratan de comportarse de forma seria, pero los nervios los traicionan. He vivido alguna situación similar», comenta Sandler, guionista, protagonista y productor del filme, que ha presentado en Europa desde Mallorca, recién salido del yate.

Grandes cómicosLa muerte del entrenador de un equipo de baloncesto juvenil es la coartada para reunir a cinco amigos 30 años después y, de paso, fotografiar para el mismo cartel a un quinteto de grandes cómicos: además de Sandler, Kevin James, Chris Rock, David Spade y Rob Schneider, el único ausente ayer en la isla. Es obvio que las décadas pesan y la primera sorpresa es el aspecto físico de cada uno, pero rápidamente comienzan a practicar el deporte que más los unió en el pasado: arremeter sin piedad el uno contra el otro. Esta práctica tan propia de los grupos masculinos adolescentes proporciona al filme los momentos de humor más salvajes, sin reparar en lo políticamente correcto. «Es cierto que hay mucho humor y algunos golpes fuertes, como que un niño de cuatro años siga mamando de su madre, pero creo que cualquier menor a partir de diez años puede ver tranquilamente esta película», advierte, muy en el papel de productor Sandler, que espera repetir en esta parte del mundo el taquillazo de Estados Unidos. Otra fuente de conflicto es la presencia de las mujeres y compañeras que irrumpen como extrañas en el grupo. Lo que permite el desfile de bellezas como Salma Hayek y Maria Bello. Los chistes no ocultan una realidad más trágica, como que la generación de los hijos no sabe qué hacer en la finca en la que se alojan, no tienen ni idea de cómo jugar en grupo si no es frente a una pantalla: «A mis hijos les insisto: id fuera a jugar. Ah, ¿que no? Pues seguid con vuestro i-Pad», reconoce entre sonrisas Sandler, quien, junto al resto del reparto, admite que sus vástagos no saben qué es quedarse jugando en la calle hasta la hora de cenar. La ausencia de tiempo para ocuparse de la prole a causa del trabajo deja secuelas, como se deja notar en los días de vacaciones que retrata el filme. Con este título se fomenta la colaboración entre la estrella y el director Dennis Dugam («Os declaro marido y marido», «Zohan, licencia para peinar»), lo que supone una autonomía total para el actor, que además se encarga de producir: «He trabajado mucho tiempo por encargo, pero no hay nadie que conozca mejor a un cómico que uno mismo. Cuando hago mis propios proyectos puedo adaptar el guión a mi vis cómica», concluye.

Salma Hayek, la gran ausenteEl glamour echó de menos a Salma Hayek, que se cayó de la visita a última hora. Oficialmente se rompió los ligamentos en un accidente casero. Sandler bromeó con su ausencia: «Salma tiene una casa tan grande –en alusión a la fortuna de su marido– que no la conoce muy bien y se tropezó. Luego llamó a una ambulancia, que también se perdió en los pasillos». En el filme, la mexicana interpreta a la mujer de Sandler, una diseñadora que lleva mal mezclarse con la clase media y sólo piensa en tomar un avión para ir a la pasarela de Milán. Entre los proyectos de la mexicana está el «spin-off» de «Shreck» protagonizado por el Gato con Botas: ella pondrá la voz de Kitty.