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Estrella Morente: «La mejor herencia que tengo son los valores de mi padre»

Estrella no sólo es la hija del mejor y el más grande, sino que es la nueva papisa del quejío. Se ha «guardao» en un volante de la bata de cola todo el dolor por la pérdida, no sólo del padre, sino también del mentor y el maestro, para continuar con sus compromisos profesionales.

«Yo en este momento me siento una lágrima del cante»
«Yo en este momento me siento una lágrima del cante»larazon

Cuenta una leyenda que la niña Morente movía la cuna al compás de seis por ocho... Por eso no pilló a nadie desprevenido cuando empezó a sobrecogernos con su cualidad mestiza del cante y la gravedad de sus silencios sobre el escenario. Arrancada ya de la clavícula de su padre, esta poeta del melisma muerde, con la bandera de su voz, los escenarios de medio mundo.

–Ha tenido una frenética gira por Austria, Suiza, Bélgica, Holanda y Finlandia. ¿El flamenco es como el esperanto del arte, lo entiende todo el mundo?
–Cuando se expresa con el alma se recibe con el alma.

–Está como tocada por la gracia. ¿Qué demonios le da público, amén de esa garganta por la que sale gloria?
–A veces no sale lo que uno pretende pero procuro entregarme de una manera íntegra y desmesurada, a veces demasiado… creo que es la única manera de obtener respuesta, y así me lo han transmitido.

–La tormenta perfecta del éxito acaba de suceder en el Festival del Cante de las Minas de La Unión cuando la Guardia Civil dijo que no cabía ni un alma más...
–Una noche de tormenta. Ahora mismo me encuentro en plena sacudida de la naturaleza y mi vida es un vendaval, aquí estoy esperando y, mientras tanto, trabajo para ver si se echa el aire una mijilla.

–¿Ha mordido este año como nunca su voz, al igual que los mejores poemas de Lorca?
–Este año es un antes y un después en mi existencia.

–Le da igual pasearse por San Juan grabada con Michael Nyman, que un tango, una seguiriya, un adagio de misa flamenca... ¡Usted es un 4x4 del cante!
–Yo en este momento soy una lágrima del cante, de la música.

–Elegancia sobria, movimiento de brazos y cimbreo de caderas... ¡Realmente es usted una estrella que guía la modernidad del cante!
–La mejor herencia que tengo son los valores de mi padre como ser humano.

–El vestido que lució en el cierre de su gira en Barcelona dice que se lo hizo su madre... pues era precioso.
–Gracias. Me siento orgullosa de que mi madre haya sido capaz de convertir una pequeña parte de su gran sufrimiento en arte. Ya alentada por mi padre, realizó bocetos de algunos dibujos, con trozos sabios e innatos, que iba sintiendo como resultado al lado de semejante genio y de su propia naturaleza gitana y artista.

–¿Y cómo se encontró con ellos, como descubrió los trajes de su madre?
–Un día llegué a casa, para preparar mi vuelta a los escenarios, mi presentación en el Palau de la Música, y me encontré una serie de diseños fraguados hacia la ilusión desde el dolor. Cada velo, cada frunce, cada apertura de las telas que formaban mi vestuario contaban una historia, como las notas musicales rojas de sangre que pintó sobre un tul negro de luto dejando ver la transparencia de los sentidos al realizar la obra. Me ha sorprendido su grandeza y su talento, como un día le pasó a mi padre. Siempre llevaré una pieza soñada por ella, es una gran artista, se llama Aurora Carbonell «La Pelota» y se acordarán de ella.

–¿Sigue con «la cara siempre p'arriba» y los ojos abiertos?
–La conciencia tranquila alza las cabezas y da permisividad a la creación, en mi caso. Es importante, sin ser perfecto, estar limpio de alma, reconforta y ayuda a seguir hacia delante.

–¿A tenor de los melismas de su voz, debe oír mucho gregoriano, para aprender tanto glissando?
–En casa sí es verdad que se han escuchado muchos cantos gregorianos y se han leído muchos textos sacros que me hacen deducir que significa esa palabra, supongo que es una colocación de la voz. Lo aprenderé, seguro, si es que ya no forma parte de mí, como usted bien dice.

–Es una bendita osada que igual admira a la Niña de los Peines que se atreve con el fado, el jazz y hasta intrusiones en el cine....
–No me siento nada osada, me siento, y me gusta, ser bastante generosa a la hora de enriquecerme. El abanico abierto da más aire que cerrado.

–Hija de cantaor y bailaora, con un tío cantaor y un abuelo guitarrista... y eso que quería ser misionera. ¿No podía escaparse a su destino?
–En la casa de Granada, hay un recorte de periódico enmarcado con una frase de mi padre que dice: «Los misioneros y los poetas son lo que más quiero». Yo sé que a quien más quería era a nosotros, pero nos transmitió ese lema.

–Hemos tenido un invierno político de aúpa... ¿Cómo el patio desde ahí abajo?
–Me gustaría decir que no me interesa la política, pero no me apetece que me tomen como una completa ignorante cuando me preocupa muchísimo el futuro que les dejamos a las próximas generaciones, entre las que se encuentran mis hijos. Lo que ocurre es que, como la mayoría, no tengo ni idea de dónde agarrarme, por eso me siento una privilegiada por pertenecer a un mundo que egoístamente te eleva interiormente a un lugar donde uno no se ahoga.

–¿Su marido le sigue pareciendo la perfección hecha hombre?
–Javier Conde es un sueño hecho realidad. A día de hoy ha superado todas mis expectativas, es un caballero por el que merece la pena nacer para conocerlo. No he conocido a nadie igual, sin contar a mi padre...

–¿Cómo es «mamá Estrella», sin caireles?
–No suelo hablar de mi vida más que para exaltar a los que me rodean. Mis hijos son lo más importante que tengo en mi vida, son el reflejo de lo que fue mi alegría, y el deseo de su bienestar es mi bandera; cuando se ama así lo que se quiere es ser perfecto aunque te invada continuamente la sensación de no conseguirlo, por lo menos los cinco sentidos están puestos y ellos podrán decirlo algún día.

–¿Es cierto que tiene un proyecto discográfico que será un autorretrato?
–Sí, puedo contarle que es un trabajo único sólo por haber sido producido por Enrique Morente, cosa que no podrá volver a suceder, con lo cual considero que tengo un tesoro en mis manos y me encuentro reuniendo fuerzas para poder, finalmente, llevarlo a cabo.

–«Porque morir es natural yo no le temo a la muerte», pero... ¿le decimos adiós, como se merece, a Moraíto Chico, Manuel Moreno Junquera?
–Nuestro corazón está con la familia del Maestro. Se nos ha ido otro ser genial, único e irrepetible. En casa siempre se les ha querido mucho. En estos momentos de dolor estamos con ellos. Morao era pa'comérselo.



Mi maleta del verano
El verano de Estrella Morente es un no parar de conciertos. Así que su maleta ni se deshace del todo, ni se acaba de hacer. Digamos que está viva aunque errante. Tomen nota: el 20 en Cádiz en «Conciertos para la libertad»; el 22 en Almería; el 25 en Pamplona. Frisado Septiembre: 2 y 3, «Conciertos Lorca-Dalí» en el Museo Dalí en Figueras; el 15 en Lisboa y el 17 Oviedo. Luego, cuando el otoño anuncie su llegada, dará el salto al océano y 24 y 25 la podrán disfrutar en Porto Alegre (Brasil), el 26 en Buenos Aires y el 27 en Santiago de Chile, donde será la primera vez que cante por aquellos pagos tan lejanos. Y acaba de cantar en la Europa nublada y fría, pero le entendían: en Austria, Suiza, Bélgica, Holanda y Filandia. En la maleta, no faltará arte y más que arte.

Siempre me llevaría

Nada es imprescindible
¿Por qué? «Lo importante es lo que das y yo lo que me sigo preguntando es qué le doy al cante: mi aportación, buena o mala, será lo más puro».