Poesía

España vuelve a Albéniz

España vuelve a Albéniz
España vuelve a Albénizlarazon

Como ocurre con tantos genios, la biografía de Isaac Albéniz es casi tan fascinante como su obra. Pianista precoz –empezó a tocar en público con cuatro años y de él escribieron que era «el pequeño Mozart»–, adolescente inquieto, estudiante mujeriego y jovial, aventurero con tendencia a la invención, viajero incansable, compositor admirado que frecuentó a sus más importantes coetáneos, de Debussy a Liszt (aunque hay quien duda de la veracidad del encuentro con el viejo maestro)... Pero sus hechos quizá no habrían trascendido si el autor de la ópera «Merlín» y, sobre todo, de «Iberia», no hubiera sido clave en su generación. Lo dice Andrés Ruiz Tarazona: «Albéniz es, ciertamente, el verdadero fundador de la música española moderna. Su obra, exuberante y temperamental, es el mejor testimonio sonoro de la España romántica».

Ayer se cumplió el primer centenario de la muerte del músico de Camprodón (1860-1909). El Ministerio de Cultura y la Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales presentaron una edición conmemorativa de esta efeméride. La caja reúne dos textos, las «Impresiones y diarios de viajes» del propio Albéniz y el semblante biográfico escrito por Ruiz Tarazona, así como un documental sobre el compositor encargado a José Luis López-Linares, otro DVD con una reedición de la película «Iberia», de Carlos Saura, y un libreto con los bocetos y diseños del cineasta aragonés para su filme de 2005.

Recuperar sus valores

López-Linares recorre la vida del autor de «España. Seis hojas de álbum», a través de su música y con testimonios como los de los pianistas Joaquín Soriano, Rosa Torres-Pardo y Marisa Montiel, los directores de orquesta José de Eusebio y José Ramón Encinar, el musicólogo Jacinto Torres y el biógrafo de Albéniz, Walter Aaron Clark, además de varios descendientes del compositor.

La ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde, presentó el volumen, junto a López- Linares y la presidenta de la SECC, Soledad López. «Sin el viaje a la melodía de la modernidad» de Albéniz, explicó Sinde, «no podría sostenerse la música española». La ministra aseguró que «no basta con reivindicar la maestría del músico, sino que se deben recuperar los valores constantes que marcaron su vida». Una vida que acabó en el extranjero, frustrada por la sensación de que su patria, esa «ingrata morena» por la que preguntó en su lecho de muerte, no le había correspondido.