Galicia

Geotérmica también en hostelería

El apartotel Capricho de Bascuas, situado en el corazón de las Rías Baixas gallegas, ha dejado de emitir 14,33 toneladas de CO2 en sólo un año gracias a esta renovable

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Hay empresas que pueden presumir de ahorrar energía y emisiones al planeta desde el mismo día en que comienzan su actividad. Es lo que tiene hacer las cosas de una determinada manera desde el principio y abordar el asunto de la energía de forma innovadora.
Así, el apartotel Capricho de Bascuas, situado en el corazón de las Rías Baixas (Galicia), ha dejado de emitir 14,33 toneladas de dióxido de carbono (CO2) desde su inauguración, hace ahora un año, gracias a que desde la fase de diseño del edificio que alberga los apartamentos se decidió optar por la energía geotérmica para abastecer al 100 por cien las necesidades de calefacción, aire acondicionado y agua caliente.
El apartotel es propiedad de la familia Álvarez y a la hora de afrontar su construcción estudiaron las distintas posibilidades energéticas que ofrece el mercado. En la decisión de optar por la geotérmica influyeron varios aspectos. «Por una parte, unos amigos expertos en el tema nos la aconsejaron por sus características ambientales. Pero es que, además, nos pareció la más acertada porque es la que más ahorro económico nos permitía y porque no altera la estética del edificio, como, por ejemplo, si hubiéramos puesto placas solares», explica Raquel Álvarez. Además, influyó también el hecho de que «queríamos aportar las mejores calidades al edificio teniendo en cuenta su uso, y este sistema, al aprovechar la energía del subsuelo las 24 horas del día todos los días del año, nos pareció muy fiable y adecuado para nuestro establecimiento», añade.
El apartotel ocupa un edificio con una superficie de 1.000 metros cuadrados, tiene 13 apartamentos de entre 55 y 75 m2. En cada habitación, incluidas las zonas comunes, hay un fancoli (similar a radiador) y un termostato «de manera que se puede tener la calefacción o el aire acondicionado en una estancia sí y en otra no», detalla.
«Las necesidades del sistema –prosigue– son como las de cualquier otro, una sala de máquinas donde están las tres bombas de calor geotérmicas, dos para el suministro del agua caliente y una para calefacción en época de invierno y refrigeración en época de verano».
El proyecto lo realizó la empresa Ingeo, también gallega. Los estudios técnicos revelaron que las características geológicas del emplazamiento ofrecían una geotérmica, propiedad física del terreno que mide la capacidad de conducción de calor, superior a la prevista, lo que redujo las necesidades de perforación, y por tanto los costes. Finalmente se hicieron 14 sondeos para la instalación de los equipos subterráneos «nueve de 90 metros de profundidad y cinco de 65 porque, al estar muy cerca de la línea de la costa, aparecía agua salada», recuerda.

Poco mantenimiento

«Lo cierto –como reconoce Álvarez–, es que la instalación de este sistema cuesta más dinero, a causa de las perforaciones, que otras como el gasoil o el gas. Pero, por otra parte, tenemos un consumo eléctrico mucho menor, porque tampoco ha habido que hacer instalación de aire acondicionado. Calculamos que el ahorro total es del 50 por ciento, y nuestra previsión es que en 10 años estará amortizado». Por otra parte, «no tiene ninguna necesidad especial de mantenimiento, viene un técnico dos veces al año y listo», concluye.