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Grupos

«No podría vivir sin cantar sería como un zombi»

«Cuando sufres mal de amores es el corazón roto quien lleva la voz», dice larazon

-¿Por qué son las cantaoras tan dramáticas?-El flamenco no es sólo un cante o un arte, sino también una forma de vivir llena de pasión, de sentimiento. Sucede que, al cantar, vivimos lo que cantamos.-¿Mejor al desamor que al amor?-Al primero. Cuando estás enamorada, cantar te ayuda muchísimo, porque te inspira, dices las cosas de otra forma y con alegría. Pero si sufres mal de amores es el corazón roto quien lleva la voz. Sentimos lo que cantamos. En mi caso, estoy felizmente casada y enamorada de mi marido y de mi niño.-Al que le canta tangos.-Sí, y le encantan. Pero lo que más me emociona es ver cómo todos los niños pequeños que conozco se saben el tango y lo cantamos juntos.-Con esa voz que, dicen, es única...-Siempre he peleado por ser auténtica, por no dejarme arrastrar por las modas fugaces y seguir con lo mío. Yo soy yo, y te puedo gustar más o menos, pero cuando escuchas uno de mis temas, sabes que es mi voz. Sé que me queda mucho camino por recorrer y que todavía debo aprenderlo todo. Para mí, el flamenco es una música que vive y late. Siempre tienes que cultivar e intentar hacer cosas nuevas. Y si algo tengo claro es que no podría vivir sin cantar.-Imagine que se queda sin voz.-Me caía mejor usted al principio… ¿Por qué quiere hacerme esa trastada? Es la forma que tengo de expresarme, y si no pudiera hacerlo me volvería loca. Sería una persona vacía, un zombi, porque vivo, siento y camino a partir del cante.-Lo lleva en la sangre.-Mi abuela fue cantaora y mi padre y maestro, El Parrón, también. El primer recuerdo de mi infancia nace en la voz de mi padre. Pero, qué quiere que le diga, si no he hecho otra cosa en mi vida más que cantar y bailar. Como estudiante era la más mala del mundo y desde jovencita sabía que iba a ser artista. El destino estaba trazado y estaba convencida de que seguiría la saga familiar con muchísimo respeto y, por qué no decirlo, con miedo. Miedo a que mi voz no llegara a arrancar aplausos.-Cuénteme, ¿hacia dónde quiere llegar?-Este año está siendo fantástico, pero no soy avariciosa. Me encuentro feliz en un tablao y no pretendo vender un millón de copias, ni que la gente me reconozca por la calle –si llega, bienvenido sea–, aunque trabajo más a gusto sin esas presiones. Hay que permitir que todo fluya y se mueva, como la vida.

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