Barcelona

No sin mi «BarackBerry»

No sin mi «BarackBerry»
No sin mi «BarackBerry»larazon

Es más que habitual utilizar famosos para hacer publicidad de toda clase de productos. Se trata de una opción cara, pero sumamente eficaz. Enrique Iglesias anuncia un reloj de pulsera; Pierce Brosnan, gafas graduadas; Eva Longoria te anima a comer helados; incluso se ha «resucitado» a Bruce Lee para vender coches deportivos. La inclasificable Paris Hilton apadrina una red social en internet. Pero todo eso carece de importancia, cuando la persona más poderosa del mundo decide hacer de hombre anuncio de un teléfono móvil. O mejor dicho, de la BlackBerry 8830. Según el «New York Times», la publicidad generada por Obama les podría haber ahorrado entre 25 y 50 millones de dólares a la canadiense RIM, responsable de uno de los dispositivos más influyentes de los últimos 50 años. Esta campaña publicitaria improvisada, que podría haber sido una de las más caras de la historia, tiene un argumento de cine. El servicio secreto norteamericano le pide a Barack Obama, que abandone su juguete más preciado, su BlackBerry 8830. El motivo: el peligro que puede suponer que su información llegue a manos equivocadas. El publirreportaje continúa con Obama negándose a quedarse sin ella y finaliza con el FBI, el Servicio Secreto y el Pentágono desarrollando nuevas medidas de protección para que el Presidente no se quede sin su «cacharro». Esto que no dejaría de ser una anécdota, ha logrado que el diseño presidencial aumente exponencialmente sus ventas en todo el mundo. Aunque ese era el caso del modelo anterior. La nueva «BarackBerry» ha sido supervisada por la National Security Agency. Un smartphone a prueba de espías y que está valorado en unos 3.350 dólares. Un modelo único que ha servido para que un tecnófilo como Obama se salga con la suya, algo que no consiguieron sus antecesores en el cargo. Adictos y lesionados Desde el principio, Obama había manifestado que no quería vivir en una burbuja y que necesitaba recibir información del exterior sin filtrar. O lo que es lo mismo, si querían quitarle su BlackBerry tendrían que arrancársela de las manos. Menos afortunados han estado sus asesores, que se han encontrado una Casa Blanca en donde están prohibidos los programas de chateo y que todavía utiliza Windows 2000. Según Bill Burton, uno de los portavoces de Obama, «es como si pasáramos de una Xbox a un ordenador Atari». La adicción entre sus usuarios, la mayoría hombres de negocios, se conoce por «crackberry». Incluso al dolor de pulgares que provoca el uso continuado de su pequeño teclado se le ha bautizado con el nombre de «blackberry thumb». La dependencia del pequeño artilugio ha llegado a tal extremo, que hoteles como el Sheraton de Chicago, ofrecen la posibilidad de guardar bajo llave la agenda de sus clientes.