Almería

Parto natural sin renunciar al entorno hospitalario

La Razón
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Evidencia científica

El ginecólogo de la Clínica Belén, Emilio Santos, con experiencia en parto natural, mantiene que «cuanto más se respetan las funciones fisiológicas y menos se interviene, es menos probable que surjan complicaciones».

Según Santos, «estudios randomizados han demostrado que las mujeres sin episiotomía recuperan antes el deseo sexual y tienen menos dolores a largo plazo». «También se ha visto que con la monitorización continua, si se compara con escuchas de la frecuencia cardiaca después de las contracciones, no se están salvando vidas de bebés, pero sí se está incrementando en 40 por ciento el número de cesáreas. Así que resulta que muchos elementos que antes se consideraban parto natural, ahora deberían catalogarse como parto basados en la evidencia científica», concluye.

Las españolas pasaron hace 40 años de los partos en casa –con escasas garantías médicas en muchos casos– a los partos «industrializados» de los hospitales. Algunos de los resultados obstétricos observados a lo largo de este tiempo –la tasa de cesáreas se sitúa alrededor del 25 por ciento, cuando la OMS recomienda que no se supere el 15 por ciento– hacen que ginecólogos y responsables sanitarios se replanteen de nuevo cuál es el procedimiento idóneo a la hora de traer una vida al mundo.

Desde el Ministerio de Sanidad y los distintos gobiernos autonómicos se están impulsando estrategias de atención natural al parto normal de gestantes sin factores de riesgo durante el embarazo– en las maternidades, así como la humanización de todo el proceso y el fomento de la lactancia materna. Y todo en plena era de la tecnología médica, del acceso universal a la epidural, de los estrictos protocolos hospitalarios y en la época de menor mortalidad materno-infantil de la historia.

La Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO) elaboró este año una serie de recomendaciones en las que se apuesta por el parto no medicalizado. «Hay que intervenir lo menos posible, mientras todo vaya bien, pero sin perder de vista que un parto es potencialmente mortal y que lo que tiene que primar es la seguridad materno-fetal», asegura José Manuel Bajo Arenas, presidente de SEGO.

En este modelo se suprime el rasurado y el enema sistemático; se favorece la movilidad de la mujer en todo momento, tanto en la dilatación como durante el parto; se respetan los tiempos de dilatación; se reduce el número de tactos; no se administra oxitocina para aumentar las contracciones; tampoco se coge una vía venosa periférica por rutina, y la episiotomía (corte realizado en el tejido perineal con la finalidad de ensanchar la salida vaginal) se limita a casos concretos. Pero, ¿cómo es posible llevar a cabo todo esto en un entorno hospitalario? Pues, entre otras cosas, acondicionando habitaciones más espaciosas, donde la futura madre pueda moverse. En los centros donde ya se practica este tipo de partos hay bañeras de agua caliente que facilitan la dilatación y camas obstétricas que permiten a la parturienta adoptar la postura que precise. Asimismo, existen sistemas de monitorización externa por telemetría que logran controlar el proceso, incluso cuando la embarazada se encuentra dentro del agua.

Cada vez son más los servicios de ginecología y obstetricia, públicos y privados, que están adecuando una parte de sus instalaciones para ello. El hospital comarcal de La Inmaculada, en Huércal-Overa (Almería) fue pionero en la introducción de este concepto de parto, y sus resultados –30 por ciento de episiotomías, frente al 70 por ciento que se da a nivel nacional, y 14 por ciento de cesáreas– son alentadores.

Ascensión Gómez, matrona de La Inmaculada, insiste en que «una mujer no necesita nada para parir. Sólo estar tranquila, todo lo contrario de lo que le ocurre cuando entra en un hospital. Sin embargo, no todas las mujeres paren tranquilas en su casa. Hay quien se siente más segura en un centro hospitalario. Nuestro papel debe ser el de facilitar las cosas, respetando los tiempos de la madre y del bebé, interviniendo lo menos posible y pidiendo permiso para todo lo que se hace».