Alemania
El Parlamento alemán tumba la donación automática de órganos
Derrota del Gobierno de Angela Merkel después de que los partidos dieran libertad de voto para que los diputados votasen en conciencia
Malas noticias para los cerca de 9.400 pacientes que esperan un trasplante en Alemania. El Parlamento rechazó ayer la propuesta de reforma que hubiera convertido automáticamente a todo ciudadano en donante potencial de órganos, salvo que hubiera expresado su rechazo explícito a ello. Una iniciativa con la que el Ejecutivo de Angela Merkel intentaba paliar el déficit de trasplantes en un país que está a la cola de Europa, con 9,7 donantes por millón de habitantes.
El proyecto de ley, defendido por el ministro de Sanidad, Jens Spahn, solo logró el apoyo de 292 parlamentarios, frente a 379 en contra. En una segunda votación, los legisladores votaron por mayoría (432 contra 200) a favor de una reglamentación más moderada que contempla que los ciudadanos sean consultados regularmente sobre si desean ser donantes. La segunda propuesta, promovida por Annalena Baerbock, colíder de Los Verdes, y Katja Kipping, presidenta de La Izquierda, estipula que todos los alemanes se pronuncien sobre el tema al menos una vez cada diez años cuando renueven sus documentos de identidad.
El modelo defendido por Spahn era similar al que rige en España, líder mundial en donación y trasplantes de órganos, y con él se pretendía paliar las largas listas de espera en Alemania. «La disposición a donar órganos debe convertirse en normalidad», argumentó Spahn, para quien su proyecto de ley respetaba el derecho de «cualquiera a negarse a ser donante». Asimismo, el ministro garantizó que están suficientemente garantizados los derechos de los familiares, quienes «en caso de duda», podrían expresar su rechazo.
Por su parte, la ecologista Baerbock –al igual que algunos diputados de la coalición de Gobierno contrarios a la propuesta–, consideró que el auténtico problema de la donación de órganos en el país no es la falta de disposición de los ciudadanos, sino las trabas burocráticas en los hospitales, y argumentó que la fórmula defendida por el ministro implica simplificar excesivamente la decisión ante algo relevante como el proceder con el cuerpo de una persona tras su muerte. El debate estuvo marcado por la polarización entre ambas propuestas. Para esa cuestión se había liberado a los parlamentarios de la disciplina de partido, para que cada uno votara según su consciencia.
Independientemente de ello, desde el año pasado está en vigor una ley que pretende mejorar las condiciones de las donaciones y aumenta el presupuesto, y que dota de más autoridad y libertad a los funcionarios encargados de trasplantes en los hospitales.
En Alemania, el número de donantes se redujo a 932 el año pasado. En la actualidad, los médicos sólo pueden extraer órganos de los fallecidos si han dado su autorización expresa en vida. Unas cifras que contrastan con España –a la que trata de imitar–, líder mundial en este campo: en 2019 hubo en nuestro país 2.301 donantes y 5.449 trasplantes, según datos oficiales.
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