Líbano
La violencia estalla en Líbano: más de 200 heridos por los enfrentamientos en Beirut
Batalla campal en la capital. Bajo el lema «Rastreo al Parlamento» los manifestantes exigen un gobierno no sectario que rescate al país del colapso económico
«No hay más manifestaciones, esto es una batalla», gritó Hamed, un manifestante con la cara tapada con un pañuelo para no respirar los gases lacrimógenos. Lo que empezó siendo una protesta pacífica se ha convertido en la mayor ola de violencia que ha vivido el Líbano desde que comenzaron las manifestaciones el pasado 17 de octubre. Manifestantes violentos empezaron a reventar comercios y cajeros con barras de metal, mientras la policía antidisturbios intentaba poner fin a esta locura.
Tres meses después, sin haber logrado obtener ninguna de sus demandas, los manifestantes han dejado de lado el carácter pacífico para mostrar su ira con actos vandálicos y enfrentándose a las fuerzas del orden con palos y piedras. Pero ayer, fue más violento que nunca, incluso, peor que las jornadas del martes y miércoles por la noche, que, después de que los manifestantes destrozaran las fachadas de los bancos y se enfrentaran a la Policía, terminó con la detención de cerca de un centenar de personas.
La manifestación de ayer fue convocada en las redes sociales atrayendo a miles de personas a Beirut, se fletaron 15 autobuses tanto desde el norte, en Trípoli y Batroun, como desde el interior, en Akkar y Dinnieh. Bajo el lema «Rastreo al Parlamento», exigieron la formación de un gobierno independiente, no sectario que rescatará al país del colapso económico y financiero.
Los manifestantes se concentraron en las inmediaciones del Parlamento libanés para protestar por la falta de voluntad política para formar un gobierno independiente que se está dilatando desde hace más de un mes, cuando fue elegido Hasan Diab como nuevo primer ministro.
Decepcionados con la clase dirigente y cansados de estar todo los días peleando para poder salir adelante, con una inflación del 60% de la lira libanesa, sin dólares en los bancos y con cortes de luz de 9 a 12 horas diarias, los libaneses decidieron regresar a las calles para decir ¡basta ya!. «Esta es la semana de la ira, y vendrán muchas más», advirtió Hadi Ezzedin, de 34 años, del sur del Líbano. «Espero que cada vez haya más y más gente en las calles. Estamos cansados, sin esperanzas, no hay dinero ni trabajo. Tenemos que unirnos, seguir con las protestas para cambiar la realidad», sentenció.
«Nosotros no somos violentos. Queremos seguir con las protestas pacíficas», lamentó por su parte Wafah Abu Shaker, de 45 años. «Cada día somos más pobres y se deterioran nuestras condiciones de vida. Es inevitable que se detengan las protestas, seguiremos en la calle», dijo desafiante Abu Shaker, equipada con una máscara de gas y gafas de nadar.
En la entrada sur, cerca de la plaza Riad al-Solh, las protestas comenzaron con calma. Cientos se reunieron pacíficamente en el espacio y cantaron las canciones y lemas que se han escuchado con frecuencia durante las protestas a través de altavoces. Sin embargo, la situación se puso más tensa cuando algunos manifestantes lanzaron bengalas a las Fuerzas de Seguridad, quienes respondieron con gases lacrimógenos y cañones de agua.
Según medios locales, varios infiltrados reventaron la manifestación. Todos coinciden que no eran ciudadanos de a pie. Desde el comienzo , la Policía antidisturbios estaba preparada en los alrededores del Parlamento para aislar a los violentos. Se intentó dispersarlos usando gas lacrimógeno y cañones de agua.
Testigos aseguraron que vieron a jóvenes encapuchados que lanzaban piedras y macetas hacia la Policía antidisturbios, mientras que los manifestantes trataban de entrar en uno de los distrito fuertemente atrincherado del centro de Beirut, para llegar al Parlamento.
La Cruz Roja Libanesa confirmó que al menos 30 personas fueron trasladadas al hospital y otras 45 fueron atendidas en el lugar por los paramédicos.
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